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al francés, y usados en diversas academias
europeas para la formación
de ingenieros militares, entre los que
destacan El Ingeniero Práctico (Bruselas,
1696) y El Arquitecto Perfecto
en el Arte Militar (Amberes, 1708).
La Academia de Bruselas estuvo protegida
por todos los gobernadores
españoles en Flandes. Cada año ingresaban
en ella unos 30 oficiales y
cadetes de los tercios y regimientos
de infantería española, que recibían
cinco escudos de pensión. El curso
se impartía en dos años en horario
de tarde. Los estudios del primer año
estaban dirigidos a los oficiales en
general y en ellos se enseñaba Geometría,
Fortificación, Artillería, Geografía
y el Arte de Escuadronear. Los
más aprovechados y aventajados pasaban
al segundo año y estudiaban
Fortificación, Dibujo, Geometría especulativa,
Tratado de la esfera y Navegación.
Al finalizar los dos años se
consideraba a los alumnos aptos para
ser empleados como oficiales de Artillería
e Ingenieros en los ejércitos
del rey de España en los Países Bajos
españoles, en otros territorios del
rey e incluso sirviendo en los ejércitos
aliados de España, quienes a su
vez enviaron oficiales a la Academia
de Bruselas para su formación militar
y técnica. Entre los alumnos extranjeros
también los hubo procedentes
de Holanda, Suecia, Italia e incluso
Francia.
El 26 de mayo de 1706, en el marco
de la guerra de Sucesión española,
desencadenada tras la muerte del
monarca español Carlos II, las tropas
austríacas entraron en la ciudad de
Bruselas y proclamaron al archiduque
Carlos, pretendiente al trono español
frente a Felipe V, como rey de España.
La toma de la ciudad significó la pérdida
definitiva de los Países Bajos españoles
y la desaparición de la prestigiosa
Academia de Matemáticas de
Bruselas.
BARCELONA. LOS
ANTECEDENTES
Cuando se decidió trasladar a Barcelona
las cátedras de Matemáticas de
Madrid, el Consejo de Guerra pidió un
informe a Fernández de Medrano sobre
la organización de su Academia de
Bruselas, con objeto de tratar de aplicarla
en Barcelona. Medrano envió el
informe y finalmente el rey Carlos II
expidió un despacho el 22 de enero
de 1700 con la decisión de fundar la
Academia de Matemáticas en Barcelona.
El 22 de noviembre de 1700, el alférez
don José de Mendoza y Sandoval fue
designado director de la Academia y
se le concedió el grado de capitán de
Infantería española. Se nombró ayudante
suyo al teniente don Agustín
Stevens, que acudió desde Bruselas
enviado por el elector de Baviera con
el grado de capitán de Infantería valona.
Seguramente ambos fueron
alumnos de Medrano en la Academia
de Matemáticas de Bruselas. El 12 de
agosto de 1701 el rey Felipe V ordenó
que la nueva Academia de Barcelona
se rigiese por el mismo directorio que
la Academia de Medrano en Bruselas.
No sabemos si la nueva Academia
llegó a funcionar de modo regular
en Barcelona, porque de nuevo la
guerra de Sucesión española se cruzó
en el camino de las Academias de
Matemáticas; el 8 de octubre de 1705
la ciudad condal cayó en poder de las
tropas aliadas que apoyaban al pretendiente
archiduque Carlos, por lo
que la Academia cesó sus actividades.
LA GUERRA DE SUCESIÓN Y LA
CREACIÓN DEL REAL CUERPO
DE INGENIEROS (1711)
Durante los últimos años del reinado
de Carlos II la cuestión de la sucesión
de la Corona de España y, por tanto,
del reparto de las inmensas posesiones
territoriales del imperio español
se puso sobre el tablero de la diplomacia
europea. Luis XIV de Francia
y el emperador Leopoldo I reclamaban
sus derechos dinásticos al trono,
pues ambos eran nietos de Felipe III
y ambos habían estado casados con
hijas de Felipe IV. Por su parte, el 2 de