Caza MiG-31K con un misil hipersónico Kinzhal
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militares son objetivables14 (aunque
susceptibles de generar dilemas de
seguridad), la credibilidad y la comunicación
deberán adaptarse al sistema
de valores, creencias o símbolos
del actor que se pretende disuadir.
Precisamente, las relaciones entre disuasión
y cultura estratégica han ayudado
a consolidar la cuarta ola en los
estudios de disuasión y a configurar
la disuasión a medida (tailored deterrence)
en su doble vertiente académica
y prescriptiva15.
Esta cuarta ola ya no estudia solamente
las relaciones de disuasión
simétrica entre Estados, sino también
otros modelos menos institucionalizados
que los tradicionales de
la Guerra Fría y de naturaleza asimétrica.
De esta manera, analiza la disuasión
sobre Estados canallas con
ambiciones nucleares (Irán o Corea
del Norte) u organizaciones terroristas
(desde Hizbulá hasta Dáesh) o
interacciones con múltiples actores
(desde alianzas como la OTAN hasta
las negociaciones P5+1 con Teherán).
También se está interesando por
el replanteamiento de sus supuestos
clásicos para acomodarlos al ciberespacio,
un dominio asimétrico en el que
la disuasión por negación es inviable,
la credibilidad no puede sustentarse
en la comunicación de capacidades,
la dificultad de atribuir responsabilidades
degrada la posibilidad de
respuesta y la disuasión por castigo
puede tener efectos «escalatorios»
imposibles de controlar. Recientemente,
asuntos como la proliferación
de zonas grises, la conjunción entre
ciberataques y degradación del contragolpe
nuclear o el potencial desestabilizador
de las armas hipersónicas
también se están integrando en la
agenda investigadora de la disuasión.
Paralelamente, la ampliación de la
agenda investigadora a actores, procesos,
modelos y dinámicas que escapan
a la lógica bipolar, los debates
sobre la psicología de la disuasión16
y las aportaciones de los estudiosos
sobre cultura estratégica han servido
para popularizar la disuasión a medida.
En palabras de Keith Payne, uno
de los primeros en alertar sobre la
necesidad de superar el paradigma
de la Guerra Fría, la lógica subyacente
de este enfoque es que si la disuasión
«… consiste en influir sobre las
percepciones y, en última instancia,
sobre las decisiones y acciones de
otro actor, parece evidente que los
requisitos de disuasión difieran entre
cada actor, circunstancia o escenario
»17. Asumiendo que las capacidades
son necesarias pero insuficientes
para garantizar la disuasión, que las
percepciones, motivaciones e intenciones
del potencial agresor pueden
determinar su fracaso y que su éxito
no depende de reglas aplicables a todos
los casos, la disuasión a medida
pretende estudiar las variables sociales,
culturales, tecnológicas, psicológicas
o históricas que influyen sobre
los cálculos estratégicos de los distintos
actores y que pueden condicionar
el desenlace de la disuasión.
En consecuencia, la disuasión a medida
se interesa por toda la gama de
supuestos planteados por la cuarta
ola de estudios de disuasión y combina
las enseñanzas de la disuasión
clásica con aportaciones de la cultura
estratégica (en especial el papel de la