identidad nacional, la tradición histórica
y la cultura militar en la disuasión)
y los debates sobre la psicología de la
disuasión para elaborar modelos específicos
para cada actor, circunstancia
o escenario. Más concretamente,
la disuasión a medida pretende conocer
la estructura de valores y normas
del adversario para descubrir las razones
e incentivos que pueden llevarle a
alterar el statu quo, identificar los condicionantes
y el funcionamiento de su
proceso de toma de decisiones y determinar
los actores y relaciones clave
para aplicar la disuasión.
Además de mejorar la comprensión
de la disuasión como objeto de investigación,
estos estudios también
tienen una clara aplicación práctica
para elaborar estrategias adaptadas
a cada adversario y contingencia. De
hecho, tras constatar que un actor no
estatal como Al Qaeda era inmune al
modelo disuasorio planteado en la inmediata
pos Guerra Fría, el Pentágono
en 2004 ya planteaba la conveniencia
de adaptar la disuasión general a las
percepciones, cálculos estratégicos
y contexto cultural de sus competidores.
8 / Revista Ejército n.º 954 • octubre 2020
La más reciente revisión de la
postura nuclear estadounidense habla
abiertamente de la disuasión a
medida porque «No existen modelos
universales. Las necesidades varían
dependiendo de las percepciones,
objetivos, intereses, fortalezas, estrategias
y vulnerabilidades de los potenciales
adversarios. Una estrategia
disuasoria efectiva contra un potencial
adversario puede no ser de utilidad
contra otro»18. En la práctica, este
modelo requiere (una vez el mando
político haya resuelto que existe una
potencial amenaza y se han realizado
las estimaciones de inteligencia pertinentes
para valorar su impacto) conocer
la cultura estratégica del adversario
para comprender su racionalidad y
percepción del riesgo, identificar los
actores clave en la toma de decisiones
y determinar los activos que más valoran.
Ello debe servir para trazar la estrategia
disuasoria que mejor explote
sus miedos, aproveche sus temores y
condicione sus cálculos estratégicos,
y comunicarla de la manera más efectiva
(utilizando tanto medios explícitos
como implícitos) para que conozca de
antemano las consecuencias de sus
acciones.
La disuasión a
medida pretende
conocer la
estructura de
valores y las
normas del
adversario
¿Qué importancia tienen estas reflexiones
sobre la disuasión? Aunque
nuestra doctrina y nuestro concepto
de empleo de la fuerza recogen
esta función, la recientemente publicada
Directiva de Defensa Nacional
2020 recalcó su relevancia y el Entorno
Operativo 2035 la integra en
uno de los contextos operativos que
guiarán la adaptación futura de las
Fuerzas Armadas; la falta de debate
especializado y el desinterés político
están comprometiendo la disuasión.
Ante potenciales dilemas de
seguridad y posibles espirales ofensivas,
el incremento de actores que
requieren ser disuadidos, la consolidación
del ciberespacio como un dominio
que altera los parámetros clásicos
de la disuasión (impidiendo la
negación, dificultando la atribución
y variando la credibilidad), la imparable
proliferación de armas hipersónicas
que convierten en irrelevantes
los sistemas de alerta temprana
y defensas antimisil y el incremento
de zonas grises que deterioran sus
supuestos tradicionales y dificultan
el control de la escalada, es fundamental
reforzar la estrategia disuasoria.
Mientras los debates teóricos
y las políticas públicas de varias potencias
están barajando las disuasiones
a medida y las disuasiones multidominio
(no circunscritas al ámbito
Herman Kahn militar y con un creciente papel del