la desinformación rusa en la era de internet opinión 467
narrativas pro-rusas son más y tienen mayor visibilidad12.
Mientras antiguamente las voces amigas oscilaban
entre el comunismo y el internacionalismo,
ahora se sitúan en todo el espectro político. Todos
ellos pueden colaborar en medios y participar en
redes sociales diseminando propaganda revestida
de aparente objetividad e interactuando con sus
seguidores para modelar el debate e influir en la
opinión pública.
También se están utilizando herramientas del
mundo virtual para incrementar sus efectos y dificultar
la atribución de responsabilidades. En primer
lugar, grupos de hackers –como los populares
Fancy Bear o Cozy Bear– relacionados con el Servicio
Federal de Seguridad (FSB), el Servicio de
Inteligencia Extranjera
(SVR) o el GRU se encargan
de obtener información
sensible13.
Entre otros objetivos,
esta puede utilizarse
para extorsionar o difamar
a la víctima. Empleada
también en el
entorno físico14, esta
técnica entraña el acceso
Se están utilizando herramientas del mundo
virtual para incrementar sus efectos y dificultar
la atribución de responsabilidades (...) entre
otros objetivos, estas pueden utilizarse para
extorsionar o difamar a la víctima
y filtración de los datos obtenidos en foros,
agregadores de noticias, plataformas específicas o
medios de comunicación15 y su posterior amplificación
mediante campañas en redes sociales.
En segundo lugar, la popular combinación de
trolls que interactúan con otros usuarios en línea
y bots automatizados que amplifican el impacto
de los primeros. En tres lustros, estos han pasado
de ser jóvenes aficionados que actuaban por convicción
en el internet de habla rusa intimidando
a periodistas, blogueros y comentaristas críticos
con Putin, redistribuyendo información oficialista o
alterando el posicionamiento web de páginas contrarias
al gobierno, a ser un ejército de trolls profesional.
Asistida por una legión de colaboradores,
este ejército global continúa participando en foros,
blogs o redes sociales generando discusiones,
desviando debates y ridiculizando o acosando a
los críticos16. Sin embargo, ahora también adopta
múltiples perfiles e interactúa con otros internautas
para diseminar contenido falso, proveer relatos alternativos,
otorgar credibilidad a la desinformación
o suprimir las voces que exponen las inconsistencias
de las narrativas falsas. Explotando las redes
de bots, manipulando los rankings de contenido
y aprovechándose de la pasividad de las plataformas
sociales para eliminar estas cuentas que
revista de aeronáutica y astronáutica / junio 2021
siguen patrones distinguibles, esta nueva generación
de trolls ha conseguido amplificar el alcance
de la desinformación para alterar la percepción de
la realidad, inducir a la polarización social o crear
una falsa impresión de consenso en la red.
En último lugar, el referéndum sobre el brexit y
los comicios presidenciales estadounidenses de
2016 sugieren que la propaganda computacional
también participa en la desinformación17. Basada
en el minado de datos para perfilar el usuario, el
uso de algoritmos para seleccionar aquellas narrativas
que refuercen sus prejuicios y filtrando la difusión
de noticias (texto, videos, imágenes o memes),
cronología o resultados de búsquedas para manipularlo18,
la militarización del microtargeting amplifica
el alcance
de la propaganda
y refuerza el filtro
burbuja. Realizada
en connivencia
con las empresas
tecnológicas, que
consiguen nuevos
usuarios, más reac
ciones emocionales
y mayores
interacciones para obtener perfiles más ricos, y
aprovechándose de la ingenuidad humana, partícipe
involuntaria de su propio perfilado, del
refuerzo de sus prejuicios y de la dispersión de
desinformación (en redes sociales, servicios de
mensajería o en vivo), la propaganda computacional
abre las puertas a campañas masivas de ingeniería
social. Éstas podrán estar apoyadas por toda
la gama de medios sintéticos que, producidos,
manipulados o modificados mediante algoritmos
de inteligencia artificial, difuminan cada vez más
las fronteras entre la realidad y la ficción. En otras
palabras, la desinformación está en permanente
evolución, explotando las oportunidades que
brinda la tecnología y la coyuntura sociopolítica
para desinformar, desmoralizar, desestabilizar e
influir sobre el adversario.
CONCLUSIONES
Aunque apenas ha cambiado en su concepción
por la continuidad que existe en su cultura estratégica,
la desinformación rusa ha adaptado sus técnicas
al siglo XXI y desarrollado nuevas herramientas
para influir en el mundo digital. Ha aprovechado
el potencial de las nuevas tecnologías para globalizar
la propaganda, asimilado el lenguaje de
internet para influir sobre el adversario y explota-