revista de aeronáutica y astronáutica / junio 2021
cine, aviación y espacio 537
espionaje a las diferentes razones por
las cuáles alguien se ofrecía voluntario
para la unidad.
LA ESCUADRILLA LAFAYETTE:
AUTÉNTICAS ESTRELLAS
Esta unidad estaba encuadrada en
el Ejército francés pero sus pilotos
eran en su mayoría voluntarios norteamericanos
que habían decidido
combatir contra las potencias centrales
por motivaciones muy diversas.
Se formó en abril de 1916, prácticamente
un año antes de la entrada de
los Estados Unidos en el conflicto, y
permaneció en activo hasta febrero
de 1918, cuando pasó a formar parte
del recién creado Servicio Aéreo
Norteamericano.
En principio se trató de una unidad
controvertida debido a la estricta
neutralidad pregonada por la
Casa Blanca de entonces. Tanto que
incluso su denominación suponía
un problema diplomático, ya que
no se debía hacer ninguna alusión
a la nacionalidad de los pilotos. Por
ello se escogió el nombre del noble
francés Marquis de La Fayette, quién
participó del lado de los rebeldes en
la Guerra de Independencia de los
Estados Unidos.
Sus integrantes provenían de diferentes
estratos sociales, incluyendo al
primer piloto negro de la historia. Esta
cuestión fue inicialmente un problema
para la cohesión de la escuadrilla,
pero fue difuminándose a lo largo de
su existencia debido a que sus pilotos
compartían en términos generales los
mismos ideales.
Se trataba, por tanto, de una unidad
realmente singular en todas sus características,
teniendo tradiciones que se
antojan muy cinematográficas. Una de
ellas eran sus mascotas, que eran dos
cachorros de león llamados Whiskey y
Soda; pero también se pueden observar
otras igual de extravagantes como
la “botella de la muerte”, un bourbon
muy especial que tomaban cada vez
que alguien se cobrara un derribo; o
la superstición de los lunes, el día de
la semana en el que habían sido derribados
más compañeros.
La cobertura que esta unidad tuvo
por parte de la prensa norteamericana
del momento fue realmente
apabullante, llegándose a convertir
a sus integrantes en una especie
de estrellas mediáticas de la época.
De este modo tanto su logotipo,
un guerrero sioux gritando, como
sus pilotos fueron conocidos en
Norteamérica y en Europa. Esta fama
llegó hasta tal punto que se ha
estimado que más de cuatro mil personas
reclamaron falsamente haber
pertenecido a la escuadrilla cuando
el número real de pilotos fue de unos
cuarenta.
Su fama también ha ayudado a que
su historia sea mucho más conocida,
ya que en términos de rendimiento
en combate estamos hablando de
una escuadrilla bastante mediocre.
Entre todos los pilotos solamente
abatieron a 33 aviones alemanes en
sus 22 meses de existencia. Además,
16 de esas bajas pertenecían a un
solo piloto, de modo que unos veinticinco
de ellos nunca obtuvieron ni un
solo derribo. Ello no quiere decir, no
obstante, que no estemos hablando
de un grupo de hombres bien adiestrados
y motivados cuya historia se
ha convertido en leyenda. n
Mascotas y símbolo de la Escuadrilla.
Image: Museo Nacional de la Fuerza
Aérea Norteamericana