revista de aeronáutica y astronáutica / junio 2021
516 el aeródromo militar de Ablitas
yeron por tu suelo y sobre tu cielo.
Pero no lo podías poner demasiado
fácil. Te guardaste, y nos ofreciste,
uno de esos escasos días de lluvia
que disfrutas anualmente, como si
quisieses que no olvidásemos la dificultad
de nuestra misión.
También te honra haber sido elegido
como helipuerto, construido con
ocasión del evento, durante la visita
que doña Sofía, nuestra reina, realizó
a las tierras riberas con motivo de la
inauguración del hospital que lleva
su nombre. Nombre que no deja de
sonar en la boca de todo hombre y
mujer de aquí, de las tierras vecinas
regadas por el Queiles y de aquellas
otras cercanas Ebro arriba.
Igualmente, recibiste a S.M. Felipe
VI siendo Príncipe de Viana (también
de Asturias y de Gerona, claro). El
motivo, uno más de los innumerables
ejercicios de instrucción y adiestramiento,
del Ejército del Aire y las
FAS, que hospedas.
Mucha vida en tu contexto. Alegrías
y satisfacciones. Ansiedad y
angustia. Y sí, también en ocasiones,
dolor. Intenso dolor.
Finales de febrero del 84. Cae la
tarde y arrecia la ventisca. Tu piel se
cubre de blanco mientras esperamos
un C-130 Hércules de la USAF.
En plena tormenta, y cinco minutos
antes de la TOT (Time Over Target),
el CCT (Combat Control Team)
americano escucha, por radio, una
especie de estertor. Después, nada
más. Silencio absoluto. No vuelves,
no volvemos, a saber nada de él.
Te dejamos y nos vamos a su encuentro.
Lo encontraremos la madrugada
siguiente en las cercanías
de Borja, en la ladera de lo que
conoces, conocemos en el pueblo,
como la Muela de El Buste. Tripulación
y paracaidistas, americanos
ellos, no pudieron llegar a tí. Y entre
ellos uno de nosotros, de los tuyos,
un amigo.
Ese día aprendí, y aprehendí, el
verdadero significado del beso con
el que sellamos nuestro juramento a
la bandera. Sí, hasta la última gota.
Desgraciadamente no fue el último
que nos dejó yéndote a visitar. Otro
amigo nos abandonó, justo antes de
llegar al suelo, al lado de la carretera
que nos lleva a Tudela.
También la aviación deportiva te ha
ofrecido su gente. Recuerdo ese aviador
navarro que hizo su última acrobacia
sobre tu cielo. No. No sé cuantos
pudiste ver en tus inicios, pero supongo
que serán más, muchos más, de los
que yo podría soportar.
En ti hemos aprendido, nos hemos
instruido y adiestrado. Serás aula para
muchos más. De aquí y llegados de
fuera. Grandes y pequeñas aeronaves.
Y seguirás prestando tu suelo a quien
de urgencia lo necesite y a quien venga
de visita. A otros ofrecerás agua
que lanzar al fuego y al humo.
Has acogido a muchos. Muchos de
todos ellos son compañeros. Otros,
amigos. Los menos, casi hermanos. Y
algún otro, hermano. No, no os nombro
a ninguno, pero se quiénes sois
cada uno de vosotros. También sé
que vosotros, también. n
C-295 del Ala 35