LA COMPLEJA EVOLUCIÓN DE LIBIA
Carlos Echeverría Jesús
Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED
El proceso de estabilización de Libia
no está libre de obstáculos, y ello a
pesar de que los combates que hace
ahora un año ya no se producen con
aquella visibilidad e intensidad y a pesar
también de que la emblemática
fecha del próximo 24 de diciembre, a
la que la mayoría de los analistas se
refieren como hito de dicha normalización
pues en ella está prevista la
celebración de elecciones presidenciales
y generales, no basta como garantía
de que dicho proceso sea irreversible
EL TELÓN DE FONDO
El nuevo gobierno interino o de transición,
liderado por el primer ministro
Abdelhamid Dbeibah y aprobado por
el Parlamento libio en marzo, y el Mariscal
Khalifa Haftar, siguen siendo a
día de hoy los dos actores más visibles
en la arena política y de seguridad
de Libia. Desde que los dos bandos
mejor definidos, el de Trípoli bajo
la cobertura de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) y del susodicho
gobierno interino, por un lado, y
el ubicado en el este del país con su
epicentro en Bengasi y que estaría representando
por Haftar, alcanzaran
el pasado octubre una tregua en sus
enfrentamientos armados, se abría la
puerta a la vía política, aunque con
recelos y temores sobre su continuidad.
Con tal escenario se ha llegado
a la Cumbre Internacional de Ministros
de Asuntos Exteriores de Berlín,
conocida como Berlín 2 tras la primera
mantenida en la capital alemana el
19 de enero de 2020, el 23 de junio1.
Esta ha explorado las necesidades
del país magrebí en términos de evitar
la vuelta a los enfrentamientos armados,
por un lado, y los pasos que
deben darse para lograr la consecución
del calendario político y electoral
que incluye como referente la susodicha
fecha del 24 de diciembre2.
Aún está por decidir el marco jurídico
en el que se deberán desarrollar los
anunciados comicios y, sobre todo y lo
peor de todo, es que no se han conseguido
avances relevantes en el terreno
militar. El Enviado de la ONU para
Libia, Jan Kubis, sigue insistiendo en
que la retirada de las fuerzas extranjeras
desplegadas en territorio libio no
se ha acometido, y son abundantes y
variadas, y este obstáculo también ha
sido destacado por la Coordinadora
Humanitaria de la ONU para Libia
Georgette Gagnon.
Las fuerzas extranjeras comprenden
tropas turcas desplegadas en aplicación
de un acuerdo entre Ankara y las
autoridades de Trípoli alcanzado en
el otoño de 2019, pero también hay
fuerzas irregulares rusas –efectivos
de la compañía de seguridad privada
Wagner– y combatientes diversos de
dentro y de fuera de la región (sirios,
sudaneses o chadianos entre otros).
Precisamente ello nos permite recordar
la muerte en combate del Presidente
de la República de Chad Idriss
100 / Revista Ejército n.º 964 • julio/agosto 2021
Déby Itno, el pasado abril, luchando
contra rebeldes chadianos procedentes
de Libia3.
La situación en Libia había alcanzado
su punto más dramático cuando
el Mariscal Haftar intentó en abril de
2019 hacerse con el control de Trípoli
y derrocar al Gobierno de Acuerdo
Nacional. Tras catorce meses de esfuerzo
bélico, para el que contó con
apoyo de Egipto y de Emiratos Árabes
Unidos (EAU) entre otros actores,
Trípoli resistió, gracias en buena
medida al firme apoyo militar y logístico
de Turquía, que incluyó no solo
fuerzas regulares sino también miles
de mercenarios, buena parte de ellos
islamistas procedentes de la región
siria de Idlib.
LAS INCÓGNITAS ACTUALES
Aunque algunos pasos dados en tiempos
recientes parecen confirmar que
la normalización avanza, hay también
signos que permiten alimentar la preocupación.
Entre aquellos podemos
destacar tanto la celebración, en mayo
en Túnez, de la Feria Bilateral Libio-Tunecina
en la que el Primer Ministro
Dbeibah y su homólogo Hichem Mechichi
acordaron facilitar el regreso de
los trabajadores tunecinos a Libia en
un escenario aparentemente cercano,
como también la visita del titular libio
de Asuntos Exteriores, Najla Al Mangoush,
a su homólogo egipcio, Sameh
Shoukry4. Y con aún más convicción,
por ser un hecho cargado de simbolismo,
podemos destacar en positivo
la apertura del estratégico tramo de
carretera entre Misrata y Sirte, en un
escenario muy castigado por la guerra
y justo antes de la celebración de
la Cumbre de Berlín 25.
Pero la debilidad de la tregua alcanzada
en octubre en Ginebra se ha
puesto de manifiesto también poco
antes de la celebración de la Cumbre
de Berlín 2, cuando Haftar movilizó a
sus fuerzas, el Ejército Nacional Libio,
y dentro de él a la Brigada 128, desplegando
sus efectivos en la frontera
con Argelia para «expulsar mercenarios
africanos que amenazan la seguridad
y la estabilidad»6. Este paso ha
permitido rememorar a algunos medios
de la región la tensión vivida en-
Mapa de los combates en Libia tre las fuerzas de Haftar y Argelia en