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entonces, por el rey de España dos
años más tarde y que suponía la absoluta
libertad de los mapuches en
sus territorios (conviene tener en
cuenta en este punto que al otro lado
de la cordillera, en la actual Argentina,
no había jurisdicción española y,
por lo tanto, estos pactos también les
afectaban), quedando la frontera en
el Biobío sin implicar la isla de Chiloé.
También implicaba la liberación
de cautivos españoles, libertad de
predicación del cristianismo en tierra
mapuche y alianza de defensa ante
ataques extranjeros. Sin duda, un tratado
extraordinario en la historia hispanoamericana
y en general de todo
el continente.
Así quedarían las cosas durante varios
siglos, con una suave transculturación
de los mapuches de ambos lados y
una más que aceptable convivencia
bajo el teórico imperio de la Corona
española y su sentido de paternal responsabilidad
sobre los pueblos indígenas
en general, hasta la llegada de
la emancipación de las naciones hispanoamericanas,
momento en que las
cosas comenzaron a cambiar.
Es sabido que durante las cruentas
campañas que se libraron en las
provincias americanas durante las
guerras de emancipación el apoyo
de los indígenas a una de las partes
Territorios mapuches