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profunda división del país. En el desarrollo
de las operaciones tienen lugar
dos acontecimientos políticos que
necesitamos glosar. Los sublevados
deciden escoger de entre todos los
generales que forman su provisional
Junta de Defensa Nacional uno que
ostente en un mando único no solo la
dirección de las operaciones militares
sino también políticas, Francisco
Franco (quien será nombrado, con fecha
1 de octubre de 1936, generalísimo
de todas las fuerzas de tierra, mar
y aire y jefe de gobierno del Estado español).
En el republicano, tras muchas
vicisitudes, se ha llegado a un gobierno
de concentración presidido por un
representante del PSOE, Francisco
Largo Caballero, que encarga la dirección
militar a un Estado Mayor profesional,
si bien sometido a continuas
injerencias, lo que dificulta la unidad
de criterio (en el Gobierno hay desde
republicanos moderados a comunistas,
con algún nacionalista vasco y
varios ministros de las dos tendencias
del PSOE, la fabiana o moderada
y la radical o más cercana a postulados
marxistas. Pronto entrarán también
representantes del anarquismo).
Este esquema de conducción de la
guerra prevalecerá en ambos bandos,
tal y como acabamos de describir:
mando unificado (militar) contra
mando colegiado (político). Esto
tendrá importantes consecuencias y
refleja, además, dos modos muy diferentes
de afrontar un conflicto bélico.
Cuando los nacionales fracasen en su
intento de tomar por asalto o por maniobra
la capital, pasarán a fijar un objetivo
económico: el norte de España.
Y cuando resuelvan tal objetivo, pasarán
al objetivo puramente militar de
destruir al ejército rival, lo que harán
aprovechando las ofensivas que este
lanza en Teruel y el Ebro. Pero todo
ello, sin duda, es ya otra historia.
NOTAS
1. Se trataba de un tabor de regulares
de Alhucemas bajo el mando del
comandante Ríos Capapé. Obedeciendo
órdenes de mandos involucrados
en la conspiración (pero
en ningún caso órdenes oficiales),
la unidad abandonó su acuartelamiento
para marchar hacia Melilla
en previsión de apoyar la próxima
sublevación.
2. Cuadro de elaboración propia basado
en: Martínez Bande, J.M.,
La lucha por la victoria, Córdoba,
Almuzara, 2019; Molina, L.,
Las armas de la Guerra Civil española,
Madrid, Esfera de los Libros,
2006; Sánchez Asiaín, J.Á.,
La financiación de la Guerra Civil
española, Barcelona, Crítica,
2012; y Viñas, Á., La República
española en guerra, Barcelona,
Crítica, 2010.
3. Scroggins, D.: La guerra de
Emma. Barcelona, Marbot; 2011.
4. La mejor obra al respecto es Soldados
a la fuerza. Reclutamiento
obligatorio durante la guerra civil
española, 1936-39, de James Matthews,
Madrid, Alianza; 2013.
5. El cuadro se basa en Martínez Bande,
La lucha por la victoria, Córdoba,
Almuzara; 2019.
6. Plano cortesía de la empresa de
proyectos culturales La Senda de
Sulus (de propiedad y dirigida por
el autor de este estudio).
7. Rojo, V.: Así fue la defensa de Madrid.
Madrid, Gremio Libreros de
Viejo; 2006.
8. Elaboración propia basada en plano
de VV.AA.: La Guerra Civil española
día a día, Madrid, Libsa; 2003.
BIBLIOGRAFÍA
- VV.AA.: Las armas de la Guerra Civil
española. Madrid, Esfera de los
Libros, 2006.
- Calvo, F.: Guerra Civil española.
Los libros que nos la contaron. Córdoba,
Almuzara; 2017.
- Martínez Bande, J.M.: La lucha
por la victoria. Córdoba, Almuzara;
2019.
- Molina, L.: Las armas de la Guerra
Civil española. Madrid, Esfera de
los Libros, 2006.
- Sánchez Asiaín, J.Á.: La financiación
de la Guerra Civil española.
Barcelona, Crítica; 2012.
- Viñas, Á.: La República española en
guerra. Barcelona, Crítica; 2010.■