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PRÓLOGO
El 13 de agosto del presente año se
cumple el V Centenario de la entrada
de Cortés en Tenochtitlán, capital
del Imperio mexica o azteca. Su ocupación
supuso el ocaso del imperio y
el alumbramiento de un estatuto jurídico
que se haría extensivo a todo el
Nuevo Mundo.
La piedra angular de este estatuto se
basó en la unión real con la Corona
de España y se articuló a través de la
persona del rey y de los órganos gubernamentales
de la Administración
española. Por ejemplo: «el Consejo
de Estado, el de Indias, el de Hacienda…
». Quiere decirse que, jurídicamente,
Hispanoamérica nunca fue
colonia de España y que sus habitantes
indígenas fueron tan súbditos de
la Corona como lo eran los españoles
peninsulares. De hecho, hasta el siglo
xviii no aparece en nuestros textos,
por influencia francesa, la palabra
colonia.
En consecuencia, la América hispana
nunca fue colonia y dicho término jamás
fue empleado en las leyes y en la
Administración imperial.
Con estos antecedentes, resulta incomprensible
que España y México
no celebren juntos el aniversario de
la conquista de Tenochtitlán y el nacimiento
del México actual pues, guste
o no, Cortés fue una de esas personas
llamadas a cambiar el rumbo de la historia,
toda vez que después de su entrada
en el valle de México la vida de
sus moradores cambió para siempre y
su persona estará ligada eternamente
al pasado y al presente de los mexicanos.
Un padre de la patria mexicana
querido y odiado, pero padre, al fin y
al cabo.
INTRODUCCIÓN
La conquista del Nuevo Mundo fue
un proceso que duró casi 30 años;
comenzó en México a principios de
la década de 1520 y tuvo un final
transitorio en 1549, cuando se prohibieron
nuevas empresas similares,
salvo aquellas que fueran de interés
para la Corona y estuvieran autorizadas
por el Consejo de Indias o las
Audiencias.
La acción expansiva en las Indias se
llevó a cabo sobre bases de penetración,
asentamiento y proyección hacia
nuevas empresas. Este procedimiento
se mantuvo hasta el final de la
dominación española en América. El
enclave primigenio fue la isla La Española;
de ella se derivan las empresas
de Puerto Rico, Jamaica y Cuba, las
cuales serán posteriormente trampolines
de lanzamiento hacia «tierra firme
».
Con la llegada de Diego Velázquez
como gobernador a Cuba, la isla se
convirtió en un centro febril para la
expansión regional, pues fue el punto
de partida de una serie de expediciones
que buscaban el mítico paso que
debía conectar el mar Caribe con el
océano Pacífico o mar del Sur, y desde
allí también se descubrió México,
comenzando por la península del Yucatán.
Desde Cuba, Velázquez envió varias
expediciones de comercio y rescate
hacia el Yucatán. Las dos primeras las
despachó en 1517 y 1518 al mando de
Hernández de Córdoba y Juan Grijalba,
respectivamente.
En la primera, Hernández de Córdoba
aportó las primeras noticias sobre
la cultura maya, hecho que aprovechó
Velázquez para solicitar los títulos de
adelantado y gobernador de las tierras
descubiertas. A tal fin, envió procuradores
a la corte con la finalidad de
tramitar dicha solicitud. Estas noticias
fueron corroboradas por Grijalba,
quien había llegado con su expedición
hasta Tabasco, donde conoció la existencia
de un rey muy poderoso y rico
en el interior del país.
Con estos precedentes, el gobernador
de Cuba pergeñó una nueva expedición
y al frente de la misma puso
a Cortés, con el propósito de que
ampliara las exploraciones tomando
posesión de lo que encontrara, para
evitar que se le adelantara algún competidor.
Los desencuentros que surgen entre
Velázquez y Cortés despiertan la sospecha
en este último de que el gobernador
pretende relevarlo del mando
de la misma. Así, Cortés se anticipa,
reúne la Armada y abandona la isla en
febrero de 1519.
A partir de ese momento el extremeño
inicia una aventura jamás soñada por
él: la conquista de México.
CORTÉS: EL HOMBRE
Hernán Cortés (1485-1547), paradigma
de conquistador, vino a nacer en
Medellín (Extremadura) y recibió las
aguas del bautismo como Hernando
Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano.
En su juventud estudió leyes y gramática
latina en la Universidad de Salamanca.
Fray Bartolomé de las Casas,
500 aniversario de la llegada de Hernán Cortés a México