EL ESTRÉS
POSTRAUMÁTICO.
LA OTRA HERIDA
Mujeres y niños son a menudo víctimas del TEPT, con guerra o sin ella
Ya sea en la vida militar como en la civil, muchas personas sufren un hecho traumático
que sacude su visión del mundo o de ellas mismas. El objetivo de este trabajo es arrojar
alguna luz sobre un trastorno que, aunque sólo se trata desde hace algunos años, es tan
antiguo como el Hombre
César Pintado Rodríguez
Director del Departamento de Estudios Estratégicos del CISDE
INTRODUCCIÓN
El trastorno de estrés postraumático
(TEPT) es, en esencia, la respuesta
psicológica a una experiencia intensamente
traumática, sobre todo cuando
la propia vida está amenazada. Nuestra
mente responde a esa amenaza
activando una serie de mecanismos
de alerta: ansiedad, irritabilidad, sueño
ligero, revivir el momento traumático
una y otra vez… No es un estado
agradable, pero evitaba quedar paralizados
por el miedo y nos salvaba la
vida cuando esta era más precaria. A
veces, ese mecanismo de defensa se
desactiva a lo largo de unos días una
vez pasa el peligro. Otras, sobre todo
si no recibe una atención temprana,
se hace más persistente y afecta cada
vez más a la calidad de vida.
Puede afectar a personas de todo género,
cultura, edad o nivel cultural, y
puede ser el fruto de unos hechos extendidos
en el tiempo, como una experiencia
de combate, o tan breves como
un accidente. Se ha escrito sobre él
desde la Antigua Grecia y ha recibido
muchos nombres: neurosis de guerra,
reacción al estrés de combate, fatiga
de combate, síndrome del veterano o,
sencillamente, melancolía. Aunque el
término TEPT es relativamente nuevo,
al originarse en las investigaciones psiquiátricas
48 / Revista Ejército n.º 964 • julio/agosto 2021
estadounidenses tras la guerra
de Vietnam, no se trata de un trastorno
que no se hubiese estudiado antes.
ANTECEDENTES
Durante la guerra de Secesión se describía
el llamado síndrome Da Costa
con un cuadro de síntomas muy parecido.
El doctor Myers fue el primero
en analizarlo, en 1870, como una
combinación de fatiga, disnea, respiración
agitada, palpitaciones, temblores,
sudoración y dolor en el pericardio
izquierdo. El propio doctor Da
Costa afirmó que el trastorno era más
común en soldados bajo estrés1.
Fue en la Primera Guerra Mundial
cuando las consecuencias psicológicas
sobre los soldados comenzaron a
adquirir notoriedad. De hecho, uno de
cada cinco militares británicos se vio
afectado por trastornos asociados al
combate2.
Los psiquiatras norteamericanos hicieron
grandes progresos en la Segunda
Guerra Mundial. Uno de ellos