TEMAS GENERALES
Apuntaban hacia sus socios italianos como culpables. Sin embargo, el día
23 de septiembre, en el curso de una charla, el embajador alemán Von Stohrer
informaba al ministro español de Exteriores, Jordana, de que:
«... el Gobierno alemán ha practicado investigaciones que han dado por
resultado que el Monte Gorbea fue torpedeado por un submarino alemán. El
Gobierno alemán expresa al Gobierno español su más vivo sentimiento por la
desgracia ocurrida. Las responsabilidades serán depuradas en cuanto el
comandante del submarino regrese a su base. El Gobierno del Reich se decla-ra
dispuesto a reparar los daños causados, particularmente a restituir en espe-cie
el trigo perdido» (7).
Alemania había decidido que se admitiese el error ante el Gobierno espa-ñol
y que se pagara la oportuna indemnización (8).
No era esta la primera «picia» de los alemanes. En la madrugada del 18 de
febrero de 1940, el submarino alemán U-53 había echado a pique al vapor
español Banderas (de 2.150 TRB) frente al cabo Villano cuando navegaba por
detrás de un convoy francés. Lo confundió con un rezagado. Perecieron 22 de
sus 24 tripulantes. El 18 de junio del mismo año, los pesqueros gallegos
Sálvora y Faro de Ons caían también hundidos a cañonazos en Gran Sol por
el U-32. Fueron confundidos con bous ingleses y perecieron otros siete
hombres. La última y más costosa había sido la del petrolero Badalona (de
4.202 TRB) por el U-453 el 13 de diciembre de 1941 en el mar de Alborán.
Esta vez la excusa fue que había comunicado a Gibraltar la presencia del
submarino cuando fue detenido. Fueron tres los tripulantes que perecieron.
Pese a que en los primeros meses de contienda se señalaba que «... las
normas internacionales que rigen la conducta de la guerra naval han sido
incluidas en las órdenes de combate de la Marina alemana. Dichas órdenes
prescriben el estricto cumplimiento de las reglas de neutralidad de los diferen-tes
países y el cumplimiento de los acuerdos generalmente aceptados de las
normas internacionales...» (9), los bandos beligerantes pronto se olvidaron de
la normativa internacional.
El 5 de octubre el ministro de Asuntos Exteriores español, Francisco
Gómez-Jordana, enviaba al secretario de Estado alemán Von Stohrer una enér-gica
nota de protesta por el hundimiento del Monte Gorbea, en la que se hacía
también mención al del Badalona. Se recalcaba «la penosa impresión que al
Gobierno español ha producido la comprobación de que este trágico suceso
(7) Ídem.
(8) History of U-Boat Policy. C. B. 4501 (28), febrero 1941, Naval Intelligence Division,
Admiralty, S. W. 1.
(9) Diario de guerra del Mando de Submarinos, 3 de septiembre de 1939. NARA, PG
30.247, microfilme 3.979.
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