coordenadas era muy complicada. Durante
mucho tiempo, trataron de mejorar los proce-dimientos
para que los cálculos de las situa-ciones
geográficas fueran lo más fáciles y
sencillos posibles, lo que iba a representar un
largo proceso.
Los navegantes podían conocer el rumbo
magnético por la aguja de marear. La distan-cia
navegada la podían obtener a partir de la
velocidad estimada y el tiempo navegado a
dicha velocidad. Comenzaron a utilizar las
estrellas para orientarse en las navegaciones,
y con los instrumentos náuticos y diversas
tablas, ya en el siglo XV eran capaces de
calcular la latitud con cierta precisión. Y
fueron mejorando lentamente los procedi-mientos
para poder estimar de forma aproxi-mada
la longitud, hasta que en el siglo XVIII
pudieron calcularla con precisión con la
ayuda del cronómetro, aunque esta es otra
historia.
Instrumentos y elementos de navegación
A lo largo del siglo XVI, entre los instru-mentos
utilizados a bordo de una nao para
mantener el rumbo, saber la hora, conocer
una orientación o demora, observar el sol, la
polar u otros astros, marcar el mediodía,
calcular la latitud, estimar la longitud, deter-minar
la velocidad, marcar la situación
geográfica, conocer la profundidad del mar,
marcar tiempos y dar alarmas, se redujeron a
los siguientes: rosa de los vientos, aguja de
marear, cuadrante, astrolabio, ballestilla,
cuadrante de Davis, kamal, anillo astronómi-co,
nocturlabio, ampolleta, corredera de
barquilla, escandallo y campana, además de
compás de puntas, regla, transportador y
otros elementos de dibujo, junto con portula-nos
y cartas de navegación, calendarios, regi-mientos,
tablas y otros libros.
En este sentido hay que resaltar que
muchos tratados de navegación españoles del
siglo XVI, tenían gran cantidad de informa-ción
sobre geografía, navegación, astronomía
y cosmografía. De hecho, se llegó a decir que
Europa aprendió a navegar en libros españo-les,
que hablaban de cosmografía, describían
diferentes partes del mundo, se ocupaban de
la mar y los vientos, y comentaban cuál es la
mejor forma de navegar con un viento u otro.
También incluían referencias a las fases de la
luna y a la posición del sol, detallaban la lati-tud
de diversas ciudades, enseñaban cómo se
calculaba la latitud a partir de la altura del sol
a la meridiana o de la altura de la estrella
polar, y explican de forma detallada el mane-jo
de diferentes instrumentos náuticos, entre
ellos el cuadrante y el astrolabio, que fueron
los instrumentos utilizados por los navegantes
de la primera vuelta al mundo.
Por documentación de la época, se sabe
que en la preparación de la expedición que,
en septiembre de 1519 salió de España al
mando de Magallanes para buscar por el
oeste una ruta hacia las Islas de las Especias,
se adquirieron para embarcar en las cinco
naos de su armada, los siguientes elementos e
instrumentos de navegación: 23 cartas de
marear hechas por Nuño García en pergami-no,
seis pares de compases, seis astrolabios
de metal, un astrolabio de madera, 21
cuadrantes de madera, 35 agujas de marear,
cuatro cajas grandes para otras tantas agujas,
y 18 ampolletas de 30 minutos. Como vemos,
para medir la altura del sol, de la polar o de
cualquier otro astro, se embarcaron un total
de 28 instrumentos náuticos de dos tipos: 21
cuadrantes de madera y siete astrolabios, de
estos, uno de madera y los demás de metal,
seguramente de bronce. Vamos a aprovechar
la ocasión para ver cómo eran y cómo se
utilizaban estos instrumentos en sus versiones
náuticas.
LA MAR EN LA FILATELIA
Astrolabio náutico en un naufragio en un sello
de Portugal
974 Junio