TEMAS PROFESIONALES
Cabría mencionar otros dos asuntos de vital importancia. El primero es que
la capacidad de operar aviones desde la mar, de perderse, es difícilmente recu-perable.
Una vez abandonado el adiestramiento de pilotos, mantenedores,
personal de línea de vuelo y dotación del portaeronaves, formar a todo el
personal necesario varios años después implicaría empezar de cero, habiendo
perdido el saber hacer y requiriendo una importante inversión, tanto económi-ca
como en tiempo. Las implicaciones, probablemente, irían más allá, pues la
Armada tendría que cambiar su doctrina para operar sin portaeronaves, algo
que afecta a otros buques y unidades. El segundo asunto son las prestaciones
adicionales que ofrecería el F-35B: acceso a la tecnología más avanzada del
mundo, conocimiento de tácticas y tendencias en el ámbito aeronaval, inter-cambios
de personal, posibles compensaciones industriales, etcétera.
Sobre las capacidades del F-35B se deben hacer algunas apreciaciones. A
pesar de ser un avión de combate multifunción es, principalmente, un aparato
de ataque a suelo. Su avanzada tecnología lo convierte en un duro rival para
cazas de generaciones anteriores, pero eso no quita que esté lejos de los avio-nes
de superioridad aérea, como pueden ser el Eurofighter o el F-22. Países
como Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Japón o Israel, que operan el F-35,
mantienen para esas funciones Eurofighter, F-15 o F-22. En el análisis del
posible empleo que haría de ellos la Armada, se debe tener esto en considera-ción.
El F-35 (y especialmente la versión B) tiene prestaciones aire-aire infe-riores
a la mayoría de aviones de superioridad aérea de cuarta generación:
velocidad máxima, trepada, agilidad (5). Aunque hoy en día, gracias a su
capacidad stealth y su conciencia situacional, puede enfrentarse con garantías
a cazas de cuarta generación, cabe suponer que estará en inferioridad frente a
los futuros aviones de superioridad aérea, algo a tener en cuenta en una adqui-sición
que debería operar décadas en nuestra Armada.
El número de aparatos que se podría adquirir y operar España dificultaría
su empleo en funciones de defensa aérea: con una docena de aviones no se
puede mantener una cobertura permanente sobre la fuerza naval. En los entor-nos
anfibios más demandantes, este número no sería suficiente para enfrentar-se
a una fuerza aérea capaz, a pesar de su ventaja tecnológica. Como decía la
doctrina soviética, la cantidad es una cualidad en sí misma. Por último, Espa-ña
tiene una importante limitación en el hecho de contar con una sola «cubier-ta
». Italia, el país «más humilde» en operar aviones de ala fija embarcada,
tiene un portaviones dedicado y un buque multifunción que funge como plata-forma
alternativa. Disponer únicamente del LHD Juan Carlos I significa, en
(5) MILLÁN, Alejandro: «PTMyA + CBP Crossover. Programa F-35, parte 2 de 4: Diseño y
sistemas». Por Tierra, Mar y Aire, podcast, 5 de noviembre de 2020, disponible en
https://www.ivoox.com/ptmya-cbp-crossover-programa-f-35-parte-2-4-audios-mp3_rf_
59910401_1.html.
950 Junio