revista de aeronáutica y astronáutica / enero-febrero 2021
un Aviocar para llevar 129
siona con la idea de que la gente conozca
de cerca el minucioso trabajo
que ha realizado. Lo que no sabía es
que serán alrededor de unas tres mil
personas anuales. La base aérea de
Alcantarilla, por su cercanía a distintos
municipios, su tradición y arraigo
a la Villa de Alcantarilla y a la Región
de Murcia, y su atractivo para público
de edades completamente dispares,
la hacen el lugar idóneo para visitar
un establecimiento militar. Ese caldo
de cultivo permite que cada vez sean
más los ciudadanos que solicitan visitarnos,
que muestran inquietud por
el paracaidismo y por la aviación en
general. Ramón no pide nada, nos lo
presta con gusto para que la gente
lo vea y lo disfrute, junto con algún
documento audiovisual en el que
cuenta su historia y el proceso de
construcción de la maqueta. Solo
nos pide tener la capacidad de llevárselo
alguna vez al año a exponerlo
en algún concurso, convención o
exposición, o por qué no, a volarlo,
como lleva tiempo queriendo hacer.
PROYECTOS DE FUTURO
Me dice que ahora mismo necesita
descansar un poco, tomarse «un
año sabático”. Su hermano Paco lo
interrumpe. «Al final será un mes, no
para de maquinar y ya tiene alguna
cosa en mente”. Ya me extrañaba
a mí que una persona tan inquieta
pudiese dejar la mente en blanco
durante tanto tiempo. Enseguida
descubro que no es así
Me reconoce que ha valorado la
idea de hacer un avión nuevo, pero
que en esta ocasión quiere realizarlo
completamente en aluminio, para
añadir a su palmarés un nuevo reto.
Hasta ahora siempre ha trabajado
con madera de balsa, y quiere experimentar
cosas nuevas. Lo que sí
me asegura es que no será un avión
que estemos acostumbrados a ver.
Nada que no pudiese imaginarme
después de ver su maqueta. «Todo
el mundo reproduce P-51 Mustang,
o Spitfires”. Él pretende hacer, como
con su Aviocar, algo a lo que no estemos
acostumbrados.
Estoy seguro de que en unos años
podré volver a verle, con la misma
sonrisa dibujando su rostro y la misma
ilusión con la que hoy montamos
el Aviocar en la sala histórica de la
base aérea de Alcantarilla, pero ahora
con otro modelo entre sus manos,
explicándome el proceso de construcción
detalladamente como hacemos
hoy. Ramón no es de los que
se rinden fácilmente, y si se ha propuesto
ese reto, lo llevará adelante
sin duda.
De momento tengo tiempo para
recrearme viendo la impresionante
maqueta, disfrutando con el lujo de
detalles interiores que hacen que
casi pueda sentir que vuelvo a estar a
los mandos del Aviocar, aunque me
encuentre en un recinto cerrado de
200 metros cuadrados.
Solo me queda, como amante de
la historia, enamorado de la aviación
(y en especial del Aviocar) y sobre
todo, como servidor a la Patria, darle
las gracias a Ramón por la labor de
divulgación de la Cultura de Defensa
escondida en su maqueta, por su interés
en nuestros medios aéreos, por
pasar sus escasos descansos durante
su jornada laboral en la prolongación
de la pista 25 de la base aérea de
Alcantarilla, al sol, con su almuerzo
entre manos viéndonos despegar y
aterrizar continuando con nuestra labor
diaria. Tu sacrificio no queda en
balde mientras los que apreciamos
tu labor sigamos contando a todo el
que nos visite que un día decidiste
que este no era cualquier proyecto,
y que no importaban las piedras en
el camino.
Gracias Ramón por ser ejemplo
de determinación y entrega, de lucha
y de pasión. En la base aérea
de Alcantarilla todos esperamos
deseosos ver volar el último de
los aviocares, manteniendo los colores
y la esencia de los primeros
que llegaron. n