el planeamiento de operaciones opinión 641
a encontrarnos a gusto con el cariz que toman
las cosas. Amoldamos de esa forma nuestras expectativas
a la realidad, opción que más tiempo,
dinero y esfuerzo nos ahorra, aunque pueda conllevar
un ligero reajuste de nuestros principios.
Pongamos uno de los ejemplos que se emplea
en el curso de habilidades en liderazgo. Durante
unas vacaciones reservamos habitación en un
hotel de la costa de un país asiático y, una vez en
él, su calidad no responde en absoluto a lo esperado:
está viejo, no tiene piscina, la playa es ese
lugar tan lejano y el desayuno es un desastre. Si
nuestra agencia de viaje no responde y no contamos
con presupuesto para pagar otro alojamiento
mejor, podemos optar entre seguir quejándonos
amargamente el resto de las vacaciones, o
cambiar el filtro a través de cual observamos la
realidad, hasta convencernos de que nuestro alojamiento
está francamente bien.
Cuando en lugar de unas vacaciones hablamos
de la seguridad nacional o de las amenazas
al bienestar de nuestros conciudadanos, cambiar
el filtro no es una opción. Tendremos que influir
sobre la realidad para que se adapte a la forma
en que la hemos concebido, es decir, para alcanzar
nuestra situación final deseada. Y el primer
paso para producir ese cambio de realidad es el
planeamiento.
En las Fuerzas Armadas utilizamos con asiduidad
el planeamiento. De hecho, se nos considera
una institución eficaz porque lo tenemos todo
previsto y de esa forma respondemos con rapidez
a las situaciones más diversas, como ha sucedido
durante la reciente crisis del COVID-19.
Desafortunadamente, es imposible disponer
de un plan para cada contingencia imaginable.
Nuestra larga experiencia en conflictos nos ha
hecho ser conscientes de la dificultad que entraña,
llegado el momento, estar adecuadamente
preparados para emplear el poder militar, así
que nos hemos dotado de una herramienta excepcional
que, bien empleada, mitiga sorpresas
desagradables: el proceso de planeamiento
operativo1.
Cada nación u organización, incluso cada Ejército
o Armada, aplica su propia visión al planeamiento,
un proceso flexible que puede adaptarse
al tiempo disponible y a la urgencia de la situación.
Ello nos permite responder con rapidez
a crisis que surgen sin esperarlas y que requieren
una reacción inmediata (hablamos entonces
de planes de respuesta de crisis) o programar un
planeamiento más a largo plazo frente a situaciones
revista de aeronáutica y astronáutica / septiembre 2020
Si no nos gusta la realidad podemos cambiar el filtro con el
que la observamos y adaptarnos a ella… o planear para cambiarla
probables (categoría en la que incluimos
los llamados planes de contingencia y planes
permanentes).
No hay recetas mágicas para cocinar planes
de calidad. Solo hacen falta dos ingredientes: el
primero es aplicar el método, pues un plan solo
será tan bueno como el proceso que se sigue
para llegar hasta él. Debemos reprimir nuestra
tendencia natural a utilizar la intuición en lugar
del planeamiento, pues con ello simplificamos en
exceso la realidad, dejamos de prestar atención al
detalle y llegamos, por regla general, a conclusiones
erróneas.
En segundo lugar, hay que contar con el personal
capaz de poner en práctica el proceso de
planeamiento. Para ello hay que fomentar la formación
en el planeamiento de operaciones y
mantener equipos humanos que se ejerciten en
ese proceso con regularidad.
Extendiéndonos algo más en aquello que es
imprescindible para conseguir un buen plan, vamos
a tratar la importancia del método, el liderazgo
y el equipo.
MÉTODO
En trazos gruesos, el planeamiento de operaciones
es un proceso de análisis-síntesis2 desarrollado
en fases, cuyo objeto es elaborar un plan
destinado a modificar una realidad que no se
aviene a lo que esperamos de ella. Por su flexibilidad,
es una herramienta que puede utilizarse (y
que deberíamos utilizar mucho más) en ámbitos
distintos de las operaciones, como decidir acerca
de un plan de adquisiciones, elegir un nuevo
avión de caza o establecer la política de personal.
Al fin y al cabo, todos son procesos racionales de
toma de decisiones basados en un estudio detallado
de factores.