revista de aeronáutica y astronáutica / septiembre 2020
destacamento Orión y el COVID 19 717
Volviendo a la vida y funcionamiento
del 36º contingente, muchas
han sido las adversidades a las que
ha tenido que hacer frente como
consecuencia de la expansión de la
pandemia por todo el mundo y por
África en particular. La falta de vuelos
de sostenimiento durante tres meses
por el cierre del aeropuerto de Yibuti
Amboulí, requirió un gran esfuerzo
para mantener el avión operativo y
no ver mermadas las capacidades
CIS del destacamento. La experiencia
del personal, iniciativa y capacidad
de trabajo, incansable a la fatiga,
se complementó con las excelentes
relaciones de apoyo con nuestros
vecinos alemanes y los anfitriones
franceses para sacar adelante la misión.
Una pieza o una herramienta se
consideran objetos preciados cuando
tu almacén está a más de cinco
mil kilómetros de distancia.
La actividad del destacamento
durante todo el tiempo que permanecimos
en zona de operaciones
fue intenso, sin fines de semana,
ni horario laboral establecido, se
trabajaba siempre, todos con el
mismo objetivo: «cumplir la misión
para la que habíamos sido designados
». Por eso la dependencia e
interacción de unos sobre otros es
fundamental para mantener el nivel
de eficacia deseado. Todos debíamos
saber que contaba con el apoyo
del grupo, máxime cuando se
conoce que la situación familiar no
es la prevista y está fuera de nuestro
control.
TODO SE PONE MAS DIFÍCIL
Se podría establecer en la cronología
del destacamento como
punto de inflexión la llegada a zona
de operaciones del relevo del Force
Commander y su staff pertenecientes
al FHQ ATALANTA y un
equipo de operaciones especiales
de apoyo a la fragata Victoria, justo
un día después de que el Gobierno
español decretara el estado de
alarma y coincidiendo con el cierre
de fronteras, sin previo aviso, de las
autoridades yibuties. Estas se pusieron
muy nerviosas por las cifras
de contagio que se daban en España
y no quisieron de ningún modo
permitir la entrada de ningún español
que pudiera poner en riesgo a
su población.
Tras cinco horas de negociación
a pie de pista y una vez descartada
por el jefe de Fuerza la propuesta de
los yibutíes de confinar en cuarentena
a los españoles, en el hospital
Bouffard de la ciudad, por las malas
condiciones del mismo, y por parte
de las autoridades locales, negar el
confinamiento en los alojamientos
del destacamento y el traslado al
barco español sin haber efectuado
cuarentena, se consensuaba la opción
de que las 22 personas recién
llegadas se confinarían en el edificio
122 de la base aérea 188 Coronel
Massart, un edificio preparado por
los franceses para estas circunstancias.
Pero la historia no acaba aquí, y
la fatal noticia llegaba dos días más
tarde con el positivo en COVID-19
de uno de los recién llegados, y la
consiguiente necesidad de repatriar
a todo el grupo en un A400
fletado al efecto. El contingente
español fue el primero en declarar
Fragatas más P3M, el equipo completo
Las fragatas Victoria y Numancia