revista de aeronáutica y astronáutica / abril 2021
la Viuda Negra los inicios. El legendario YF-23 279
cial objetivo de la forma más rápida,
segura y certera posible, contrarrestando
cualquier amenaza, tanto existente
en la actualidad como futura,
durante un intervalo de tiempo que
abarcará desde su entrada en servicio
hasta presumiblemente el final
de su vida útil cuando, por diseño u
obsolescencia, haya sido superado
por otros más actuales.
Con vistas a garantizar este objetivo
último, la entrada en servicio de cualquier
nuevo avión táctico supone, en
la mayoría de los casos, la evaluación
de muy diferentes propuestas antes
de llegar a ese punto, basadas en los
mismos requisitos emitidos iniciales
y revisados conforme evoluciona y
se encuadran las demandas del programa,
desde una RFI (Request For
Information) hasta la DEM/VAL (Demonstration/
Validation), pudiendo
existir dos subfases (a veces difusas)
que no necesariamente han de darse
o sucederse entre sí: la primera
involucra los llamados «aviones experimentales
» (también conocidos
en los programas norteamericanos
como Serie X) ,en las que se prueban
nuevos conceptos tecnológicos y aerodinámicos
revolucionarios que, en
muchos casos por lo adelantados a
su tiempo (o su impracticabilidad),
no son finalmente integrados en
aviones operativos, pero sí suponen
un paso adelante en la adquisición
de know how.
En la segunda, son protagonistas
los llamados «aviones demostradores
» (nuevamente y según designación
norteamericana americana,
la llamada Serie Y), utilizada para
designar prototipos de nueva cuña
que integran soluciones que han
sido probadas en mayor o menor
medida o similitud en aviones de la
serie X, o cuya concepción no involucre
avances tan radicales como los
inherentemente asociados a estos.
Curiosamente, y pese a que en su
totalidad por concepto, diseño y desarrollo,
debiera haber sido categorizado
como un programa de la Serie
X, este fue el caso de uno de los programas
más punteros de la historia
de la aeronáutica militar de caza, el
programa ATF (Advanced Tactical
Fighter) emitido durante la fase final
de la Guerra Fría y que daría como
resultado el sucesor del F-15C Eagle,
enfocándose, por tanto, como
el futuro caza de superioridad aérea
por excelencia principal del inventario
de la USAF, enfrentando dos
contendientes: el YF-22 Raptor de
Lockheed y el YF-23 Blackwidow de
Northrop, siendo finalmente declarado
ganador el primero, dando lugar
al actual F-22A Raptor.
Si bien en programas similares desarrollados
en el pasado, el no ganador
del concurso simplemente pasó
a ser parte de la historia de la aeronáutica
militar con un mayor o menor
renombre. El caso del YF-23 siempre
ha estado dotado de un aura especial:
avión de ensueño y con capacidades
superiores a las del YF-22
para unos, avión simplemente único
para otros por las formas futuristas y
poco conservadoras de las que fue
dotado. Lo cierto e innegable es que,
pese a que el segundo de los dos
prototipos construidos realizó su último
vuelo el 18 de diciembre del cada
BAe EAP (Experimental Aircraft Programme). (Imagen: BAe)
YF-22 e YF-23 PAV-2 (Grey Ghost) durante la fase DEM/VAL. (Imagen: National Museum of the
United States Air Force)