revista de aeronáutica y astronáutica / abril 2021
cine, aviación y espacio 343
novedosa arma de guerra para la
Alemania imperial durante la Primera
Guerra Mundial. En un mundo donde
la aviación no estaba plenamente desarrollada
y las limitaciones técnicas
hacían muy difícil atacar suelo inglés
muchos mandos alemanes confiaban
en que se convirtiesen en el arma definitiva
para contrarrestar la potencia de
la Marina Real Británica y su incipiente
arma aérea. El famoso escritor de
ciencia ficción Herbert George Wells
predijo su utilización en una hipotética
guerra, teniendo el papel de terroríficos
bombarderos capaces de destruir
flotas y ciudades enteras.
En la realidad su poder fue más limitado,
aunque no dejó de ser espectacular.
Los alemanes, además, contaban
con una industria muy avanzada en este
campo, por lo que no es de extrañar
que durante la primera conflagración
mundial se convirtiesen en los señores
por excelencia de los zepelines. Su
diseño fluctuó mucho a lo largo de la
contienda, mejorándose constantemente
para pasar de primitivos globos
con forma alargada hasta lo que hoy
conocemos como zepelín propiamente
dicho. Cambió desde su forma, pasando
a ser más aerodinámica, hasta
sus materiales de fabricación pasando
por evidentes mejoras para las tripulaciones.
Las cabinas para tripulaciones
y pasajeros pasaron de ser exteriores
a colocarse en su interior y se llegó a
utilizar el agua de refrigeración de los
motores para calentar las estancias
internas. Su bajo límite de altitud en
vuelo hacía que no fuese necesaria la
presurización de las cabinas y los compartimentos
exteriores, siendo a la vez
lo suficientemente elevado como para
evitar que los aviones de la época y los
cañones antiaéreos los alcanzasen.
El zepelín objeto de la película, el
LZ36, fue el primero que incorporó
mejoras sustanciales en sus motores,
que le daban más velocidad y maniobrabilidad
pero, sobre todo, fue el
primero en introducir dos cabinas conectadas
a través del fuselaje interno
de la aeronave.
A pesar de sus ventajas, eran aeronaves
muy lentas y vulnerables a la climatología,
siendo esta última cuestión
la que más limitaría su uso. Tanto
la Marina Imperial Alemana como el
Ejército Imperial Alemán los utilizaron
ampliamente aunque de forma independiente.
Llevaron a cabo principalmente
acciones de bombardeo sobre
suelo inglés, aunque su uso más ventajoso
fue como unidades de reconocimiento
y designación de objetivos
navales. De hecho, una de las curiosidades
más llamativas es el Spähkorb,
cesta de espionaje en alemán, una especie
de cabina que descendía hasta
un kilómetro por debajo del aparato y
que estaba equipada con cable telefónico
para poder dar novedades de
reconocimiento a la aeronave.
Ya durante la guerra la evolución de
la aviación militar constituyó el principio
del ocaso de estos gigantes que, a
pesar de haber nacido como un arma
estratégica, su contribución fue menguando
en términos de eficiencia durante
el conflicto, siendo declarados
obsoletos para la guerra por los alemanes
y con un uso muy limitado aunque
efectivo en las costas de Estados
Unidos por parte de su Armada.. n
Zepelín LZ36, protagonista en la película (Imagen: Wikimedia)