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requiere formación y práctica en todos
los ámbitos, no es algo que se pueda
dejar a la improvisación. La cultura de
aprendizaje aportará mucho a los nuevos
líderes en el MoM y así, ejercicios
mentales, como los realizados por el
Memorial de Infantería, suponen un
reto y representan una manera creativa
de converger en ideas. Los aportes
unificadores4 para profundizar en el
empleo de símbolos tácticos o los retos
tácticos5 que se plantean al lector
permiten minimizar la volatilidad del
entorno, al encajar nuevas amenazas
con imaginación y proporcionar resoluciones
que pueden resultar originales
o al menos hacernos pensar, salirse
de las ideas preconcebidas; eso es
fomentar la mentalidad de cambio.
Asumir un riesgo será siempre una
consecuencia del MoM y por eso se
hace necesaria la confianza, que permitirá
contar con el respaldo de la cadena
orgánica/operativa y evitar la parálisis
que pudiera producir cualquier
miedo. En muchos casos, la parálisis
se produce por el exceso de información
y nuestra dificultad natural de discernir
lo importante de lo superfluo.
Una confianza inteligente nos ayudará
a disminuir la inevitable complejidad
del escenario, pero es precisamente
el factor que más cuesta conseguir y
que se tiene que forjar en el día a día,
con el enfoque de equipo y como parte
de la esencia de las unidades.
Será la combinación de estas características,
y el aprovechamiento tanto
del entorno como de la tecnología, lo
que nos permitirá aumentar el conocimiento
y a su vez beneficiar la filosofía
MoM. Si lo conseguimos, provocaremos
una reducción en los tiempos del
ciclo de decisión y una serie de ventajas
en el ejercicio del liderazgo que
nos posibilitará afrontar cualquier crisis
y consolidar nuestro modelo.
QUÉ HEMOS APRENDIDO DE
LA ORGANIZACIÓN
La máxima expresión del MoM se da
en el nivel táctico, pero no todo son
facilidades para implementar esta filosofía.
La necesidad de profundizar
en algunos de estos aspectos en este
nivel llevó al ARMY a realizar un estudio6
sobre el tiempo que un jefe táctico
(nivel compañía) empleaba en cometidos
«no esenciales». Entre las conclusiones
que se apuntaban aparecían
jornadas de más de 12 horas, el desarrollo
de muchos cometidos con escaso
rendimiento y la sensación generalizada
de perder el tiempo en el día a
día. Entre los problemas detectados
estaban la falta de delegación eficaz o
el empleo de medios tecnológicos de
forma poco efectiva. También aparecían
referencias al amplio número de
herramientas informáticas oficiales,
consideradas como parte del «control
» de la unidad superior, que restaban
iniciativa a la vez que generaban
desconfianza. Entre las medidas
mitigadoras que se aplicaron al poco
tiempo destacaron la necesidad de un
mayor esfuerzo para conseguir ese entendimiento
común que aportaría un
beneficio a todos (además de ahorrar
tiempo) y el de otorgar mayor iniciativa
aceptando el «riesgo» inherente a este
tipo de mando con menos control.
Estas disfunciones son consideradas
organizativas y, por tanto, solucionables
con la mejora de procedimientos
o incluso con el ejercicio de un liderazgo
eficaz que logre unir la visión
colectiva con las expectativas individuales.
El cambio cultural también
es identificado como necesario en
las empresas que se están adaptando
al nuevo entorno, una cultura que
fomente la capacidad de crítica y la
mentalidad de sacar lecciones de las
prácticas o experiencias. La realidad
es que nos cuesta extraer enseñanzas
efectivas, lo que también aumenta la
dificultad de realizar predicciones
efectivas. Prepararnos para lo imprevisible
adquiere un valor fundamental
y para ello tenemos que salirnos de
la tendencia humana a centrarnos en
los datos que confirman precisamente
nuestras presunciones y saber mirar
hacia lo desconocido o lo que no
sabemos, ser autocríticos.
Tampoco hay que pasar por alto el
concepto de «agilidad» y verlo con
un enfoque actualizado que nos permita
entender por qué las empresas
modernas invierten tanto en metodologías
«ágiles» con el objeto de sacar
más rendimiento. La forma de trabajar
de los equipos evoluciona con el entorno
y, aunque no es objeto de este
artículo, estas metodologías se basan
en el manifiesto Agile7 y de manera
inteligente aparecen en los nuevos
documentos organizativos de los
Fuerzas Armadas8, lo que de alguna
forma también afecta a nuestro MoM
y su preparación. Estos métodos surgen
como alternativa a las metodologías
formales, consideradas excesivamente
pesadas y rígidas por su
carácter normativo y planificaciones
detalladas. Se han mostrado útiles
para operar en los entornos complejos
y volátiles y, poco a poco, se van
empleando en los ejércitos.
QUÉ HEMOS APRENDIDO DE
LAS PERSONAS
Todos hemos visto personas que se
sienten más cómodas en la incerti-
Preparación dumbre o tienen más capacidad para