DEFENSA ANTIAÉREA
EN LOS AERÓDROMOS
NACIONALES DURANTE LA
GUERRA CIVIL
Durante la Guerra Civil Española, la evolución de la aviación superó, de forma destacada,
al resto de armas. Los aviones, las tácticas, las bombas, comenzaron a ser usadas como
en la Primera Guerra Mundial para, en tres años, terminar usándose como en el comienzo
de la Segunda Guerra Mundial. Parte destacada de esta evolución aeronáutica fue
patente en el uso de la artillería antiaérea para la defensa de los aeródromos, objeto de
este artículo
Carlos Lázaro Ávila
Licenciado y Doctor en Geografía e Historia
Blas Vicente Marco
Licenciado en Historia
INTRODUCCIÓN
Es indudable que hubo un más que
lento desarrollo de la artillería antiaérea
en España, condicionado por
nuestra «no intervención» en la Primera
Guerra Mundial (que alentó su avance
en el resto de Europa) y por el hecho
de que la intervención militar previa a
la Guerra Civil se limitó a las campañas
en el Protectorado de Marruecos,
donde no había aviación enemiga.
En cambio, tras esta primera conflagración
mundial, se creó una necesidad
por dotar a los aeródromos de
una defensa eficiente. Uno de los
factores determinantes fue el diseño
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de aeronaves con más capacidad
de carga y autonomía, lo que les posibilitaba
adentrarse en la retaguardia
enemiga (aunque esta estuviera
a cientos de kilómetros de sus bases
de partida). Otro, quizás el más relevante,
fue la nueva concepción de la
aviación según las teorías del «dominio
del aire» resultantes de aquella
primera gran guerra, pues teóricos
de la talla de Giulio Dohuet preconizaban
que se debía derrotar al enemigo
en sus «bases de partida», por
lo que el ataque a los aeródromos
se convertiría en un objetivo estratégico1.
El caso español es, quizás, por las fechas
en las que se desarrolló la Guerra
Civil (1936-1939), el banco de pruebas
de estas nuevas teorías y sus consecuencias
directas, pues muchas de
ellas vieron la luz en nuestro territorio,
donde unas se descartaron y otras se
ajustaron. Unos meses después de
iniciarse la Guerra Civil, los efectivos
aéreos de uno y otro bando contendiente
empezaron a concentrarse en
campos más o menos permanentes.
Las soluciones antiaéreas en los aeródromos
de ambos bandos fueron
contrapuestas.
En el caso de los campos controlados
por las Fuerzas Aéreas de la República
(FAR) no se conoce (salvo datos muy
puntuales relacionados con la protección
de otros objetivos cercanos, actuando
en tales servicios la DECA) la