En mayo de 2020 se perpetró un ataque
a un hospital maternal en Kabul
gestionado por Médicos Sin Fronteras
(MSF) que dejó 16 muertos, entre ellos
dos recién nacidos, y una quincena de
heridos, en uno de los peores ataques
contra un centro de salud de MSF desde
que en 2015 las tropas estadounidenses
bombardeasen por error una
de sus clínicas en el este de Afganistán,
ocasionando 42 fallecidos.
Si bien el número total de ataques a
hospitales (365) en el año 2018 es mayor
que en los cuatro años anteriores,
el número total disminuyó en el período
2015-2018. La consecuencia inmediata
ha sido el cierre de múltiples
instalaciones sanitarias y renuncia a
sus puestos de trabajo del personal
sanitario por temor a perder la vida.
SECUESTRO DE NIÑOS
El número total de secuestros en 2018
aumentó en comparación con el período
anterior de cuatro años. El secuestro
se ha convertido en el punto
de partida hacia la violencia sexual y
la práctica del bacha bazi.
DENEGACIÓN DE ASISTENCIA
HUMANITARIA PARA NIÑOS
La asistencia humanitaria es crucial
en situaciones de conflicto armado
en las que los civiles, incluidos los niños,
necesitan ayuda desesperadamente.
La negación de la asistencia
humanitaria implica bloquear el paso
libre o la entrega oportuna de asistencia
a las personas necesitadas, así
como los ataques deliberados contra
el personal responsable de esa distribución.
Esto está prohibido en virtud
del Cuarto Convenio de Ginebra y
sus protocolos adicionales, y pueden
constituir un crimen de lesa humanidad
y un crimen de guerra.
Tanto la ONU como las ONG siguen teniendo
restringido el acceso a muchas
partes del país. El Programa Mundial
de Alimentos, por ejemplo, no ha podido
implementar su programa de «Alimentos
para la educación», que beneficia
a aproximadamente 1,5 millones
de niños, debido al deterioro del entorno
de seguridad y la renuencia de las
empresas de transporte por carretera.
La denegación de asistencia humanitaria
a los civiles atrapados o desplazados
por el conflicto afgano siempre ha
sido una realidad. Abundan los ejemplos
de niños atrapados en zonas sitiadas
o privados de acceso a alimentos,
agua y asistencia médica. La UNAMA
ha registrado en los dos últimos años
numerosos casos por parte de la insurgencia
que castiga a pueblos que
han apoyado al GIRoA.
CONCLUSIONES
Cualquier conflicto armado produce
un impacto devastador y pernicioso
en la vida de los niños y el caso de los
niños afganos lleva siendo desmesurado
desde hace cientos de años. Proteger
a los niños de los horrores de la
guerra es un imperativo moral y legal
para la comunidad internacional.
Cada una de las seis violaciones contra
los niños en Afganistán puede constituir
graves infracciones de los Convenios
de Ginebra, violaciones a la Convención
de los Derechos del
Niño, crímenes de guerra
o crímenes de
lesa humanidad
bajo el Estatuto
de Roma.
34 / Revista Ejército n.º 961 • mayo 2021