248 JOSÉ MIGUEL QUESADA GONZÁLEZ
Sin esperar al final de la guerra, podían conseguir dicho empleo quienes se
encontrasen en las situaciones que siguen.
− Los que fueran destinados a «vacantes de sangre», es decir, los que
participaran en operaciones con potencial contacto con el enemigo.
− Los que resultasen heridos de gravedad.
− Quienes acreditaran más de un año en el empleo eventual. Esta
condición, aunque no fue reglamentada en un primer momento, se
aplicó al final de la guerra.
Tras publicarse el temario, no pasaron más que unos pocos días para
que comenzaran los exámenes. Los civiles debían presentarse en las sedes
de los distritos militares, mientras que los militares se examinaban en diferentes
ubicaciones de los ejércitos de operaciones. Por ejemplo, la sala
reservada para los paisanos residentes en Castilla La Nueva fue la de exámenes
de la Academia de Cadetes, que estaba ubicada en la Armería Real,
dentro del Palacio Real de Madrid. Dicha sede empezó a funcionar como tal
a partir del 7 de diciembre. Del análisis de las actas se deduce que el objetivo
no fue aprobar a cualquiera que se presentara, ni mucho menos. Más bien al
contrario, consta un número no despreciable de suspendidos o de excluidos
por no poseer «aptitud para la carrera» o no por presentar los documentos
requeridos. Tampoco se puede desdeñar el número de candidatos que, una
vez convocados, no se presentaron a las pruebas. Eso da idea, una vez más,
del existente desapego a lo militar45.
A los aspirantes se les dio una enorme flexibilidad que excedió con
mucho los límites establecidos por las convocatorias de exámenes. A pesar
de ello, si se pone atención en la figura n.º 2 se verá que, en un principio, los
alféreces nombrados no llegaron a 700, cantidad que se distribuyó a lo largo
de una ola que llegó hasta abril de 1875. Para entender esa tremenda dispersión
temporal hay que recordar la gran descentralización en la celebración
de los exámenes.
Al no alcanzar las expectativas, el Ministerio lanzó una nueva convocatoria
de exámenes en abril46. Tras la reciente ruptura del cerco a Vitoria,
con unos acontecimientos que marchaban algo más favorables para el bando
liberal, los alféreces pertenecientes a esta segunda y más numerosa hornada
fueron ingresando en el servicio a lo largo del segundo semestre del año. En
total, fueron 1.314 oficiales.
45 Archivo General Militar de Madrid (AGMM), Convocatoria, celebración y resultados
de los exámenes de Alféreces de Milicias Provinciales, sig. 6030.36, 12 de diciembre de
1874 a 16 de febrero de 1877.
46 Real orden, de 26 de abril de 1875, del Ministerio de la Guerra abriendo un nuevo
concurso para alféreces de milicias provinciales, bajo las condiciones expresadas en el
decreto de 10 de noviembre último. GM, 27 de noviembre.
Revista de Historia Militar, 130 (2021), pp. 248-264. ISSN: 0482-5748