68 JOAQUÍN HERRERO IBÁÑEZ
El Secretario de Marina, Arriaga, se dio cuenta inmediatamente del
peligro que suponía aquella advertencia y dio traslado inmediato al Marqués
de Grimaldi, D. Jerónimo Grimaldi y Pallavini, Primer Secretario de Estado
y de Despacho de Carlos III entre 1763 y 1776, que compartió aquella inquietud
y solicitó numerosos informes sobre el asunto. El primero en llegar a sus
manos fue el de D. Jorge Juan, buen conocedor de las costas del Pacífico, que
advertía de la dificultad de establecerse en esas islas, pero de la necesidad de
no permitirlo a los franceses porque daría paso a la presencia de Inglaterra,
mucho más grave. Ya en 1750, con ocasión de su estancia allí por otros asuntos,
tuvo conocimiento del intento de expedición a esas islas con dos fragatas,
el Anson y el Poncopin, al mando del Almirante Anson, con la intención de
establecerse allí y posteriormente en la costa de Chile, muy deshabitada.
En aquella ocasión avisó de su sospecha a D. Ricardo Wall, por entonces
ministro plenipotenciario en la corte inglesa al servicio de España, quien
apoyándose en los tratados en vigor pudo conseguir el abandono de la empresa.
Añade Jorge Juan que, dadas las características de las islas y su dificultad
para defender esos parajes y las costas de Chile, considera que debe hacerse
con una escuadra que tendría puertos de apoyo, a diferencia de franceses o
ingleses.12 Entre la documentación de la Secretaria de Estado que trata el
asunto y sus posibles consecuencias aparecen otras dos minutas de fecha 2 y
11 de agosto, que advierten de los mismos peligros y otros detalles.13
12 AGS. Estado, Leg 6957, Informe de D. Jorge Juan a D. Julian de Arriaga de fecha 11
de agosto de 1764.
13 El primero de dichos informes señala la abundante pesca de esos mares y la sal de la Bahía
de San Julián, situada en la costa continental frente a las islas, y que caerían en manos
extrañas. Y de nuevo advierte que si esos inconvenientes los traería que ocupasen las islas
naciones amigas, es de imaginar lo que ocurriría si la ocupación fuera por parte de los ingleses.
Esa presencia pondría en peligro la carrera a Filipinas, el control del Mar del Sur, y sus
provincias marítimas, el comercio de España con aquellas partes, la pesca e incluso Buenos
Aires, al hacer posible una invasión desde allí y otra terrestre desde Brasil. Sin embargo y
al contrario que D. Jorge Juan, que aboga por una escuadra que vigile aquellos dominios,
este informe propone establecer un «sólido y cómodo establecimiento» en las Malvinas para
apoderarse de ellas e impedir a su enemigo (Inglaterra) que lo haga, y también en otros lugares
como la Bahía de San Julián, Puerto Deseado, Puerto de los Leones, como intermedios
con el Rio de la Plata y Buenos Aires y continua advirtiendo que si se tolera a los franceses
establecerse, ni con razón ni con fuerza se impediría a los ingleses fuesen a algún otro lugar
después de allí. Sitúa las islas entre los 50 y 55 grados de latitud austral, como cien leguas de
la costa firme y bahía de San Julián y otras tantas del Estrecho de Magallanes e igualmente
de la isla de los Estados donde empieza a doblarse para el cabo de Hornos. El otro informe,
incide prácticamente en lo mismo: el peligro que supone para la costa continental, Puerto
Deseado, San Julián, Santa Cruz del Mar del Sur…, todos ellos a escasa distancia de las islas
y que estarían en peligro si se permitiera un establecimiento de otras naciones, fundamentalmente
de Inglaterra, pensando en el comercio y el contrabando. AGS. Estado, Leg 6962,
Informes al Marques de Grimaldi de fechas 2 y 11 de agosto de 1764.
Revista de Historia Militar, 130 (2021), pp. 68-96. ISSN: 0482-5748