256 JOSÉ MIGUEL QUESADA GONZÁLEZ
Queda aún pendiente el motivo de las reticencias de los contemporáneos
del general Mola acerca de una clase de oficiales que pasaron al retiro
alrededor de la primera década del siglo xx y que habían venido desapareciendo
progresivamente de las unidades activas unos años antes. Sabiendo que la
generación de generales que se alzaron en la Guerra Civil había comenzado su
carrera militar cuando se preparaba la Primera Guerra Mundial, es fácil comprender
que todos ellos participaron de los vivos debates que tuvieron lugar
antes de la débil implantación de la oficialidad de complemento en España, en
1911 -entonces llamada Escala de Reserva gratuita-. Confirmada la eficacia
de dicha oficialidad por los bandos contendientes del conflicto mundial, a medida
que la guerra progresaba, los artículos en la prensa -tanto general como
especializada-, propugnaban a menudo el fomento de la mencionada clase
de oficiales con el fin de tener una organización suficiente en tiempo de paz
como para poder movilizar un millón de soldados, llegado el caso. En todos
esos pronunciamientos políticos y militares, que se prolongaron varios años
después de la Gran Guerra, se hizo mucho hincapié en la minimización de los
costes para el Estado. Estos debates llegaron a las salas de banderas, donde
los oficiales de esos años vieron con buenos ojos tanto su contribución a la
movilización como su gratuidad en situación de reserva. En la búsqueda de
alternativas, debieron de reparar en la solución aplicada por el general Serrano,
contraponiéndola a la opción de moda tanto por el ausente adiestramiento
previo como por el potencial coste salarial en tiempo de paz57.
ALGUNOS «PROVINCIALES» SIGNIFICADOS
Se ha dicho antes que la inmensa mayoría de alféreces de infantería
provenientes de la clase de milicias provinciales tuvieron una larga permanencia
en los empleos subalternos que les llevaron al retiro de teniente o de
capitán. Sólo una pequeña proporción acumuló los méritos suficientes como
para tener una progresión hacia los empleos de jefe o de oficial general. Sin
embargo, sería interesante reconocer que, algunos de ellos, tuvieron una
brillante carrera militar que comenzó cuando decidieron presentarse a un
examen de Matemáticas y Geometría.
Es el caso del general Francisco Cirujeda y Cirujeda (ver figura n.º 3).
Hijo de médico valenciano, fue incluido en la movilización de la reserva
pasiva de 1873, ingresando en octubre como artillero. Obtuvo la plaza de
57 Ejemplos de estos debates pueden encontrarse en «Notas militares. Los oficiales de complemento
», en El Imparcial (1914, 15 de noviembre), pág. 3; y «Debates parlamentarios.
Las reformas militares», en La Correspondencia Militar (1915, 15 de noviembre), pág. 3.
Revista de Historia Militar, 130 (2021), pp. 256-264. ISSN: 0482-5748