UN CASTELLANO EN MEDIO DEL MAR. FELIPE RUIZ PUENTE... 63
Sucesión por el trono de España, frente a las pretensiones del Archiduque
Carlos. De modo que, tras dar por extinguido el asiento con Portugal, cede
el monopolio del tráfico de esclavos a las Indias a una compañía francesa, la
Real Compañía de Guinea y del Asiento, precisamente constituida con accionistas
vinculados a Luis XIV, su abuelo, y teóricamente también a Felipe
V. Lo que supuestamente debía proporcionarle unos beneficios que, cuando
se liquidó dicha compañía, no fueron tales.
La firma del nuevo tratado de asiento añadía al complejo mapa político
de Europa un nuevo componente, pues apuntaba a la toma de control
del comercio con la América española por parte de Francia, algo inaceptable
para otras potencias europeas, en especial para Inglaterra que tradicionalmente
aspiraba a participar en ese comercio.3
Entre 1701 y 1715, los franceses y gracias a ese tratado, además de
explotar el asiento de negros, controlaron el comercio de contrabando con
la América española, sobre todo en la costa del Pacífico. En 1712 había 40
navíos franceses en los diferentes puertos españoles del Pacífico, fundamentalmente
del Perú, y contaban además con una situación de privilegio en el
apresto de Flotas y Galeotes. Era en ese comercio de contrabando con la
costa del Pacífico donde intervenía activamente la Compañía de la Mer du
Sud de los comerciantes de Saint Malo, obteniendo Francia gran parte de los
beneficios que le permitían financiar la Guerra de Sucesión.4 En resumen, en
el fondo de dicha guerra también estaba el comercio con la América del Sur.
Los franceses con su Cía. de la Mer du Sud, los holandeses desde Curazao
con la Cía. de las Indias Occidentales y los ingleses desde Jamaica con su
Royal African Company para el tráfico de negros y el contrabando.
3 El interés por comerciar con la América española de estos países, tenía también otras
razones. Conviene recordar que todos los países mencionados tenían fuertes lazos comerciales
con Oriente, y en ese comercio eran imprescindibles las monedas de plata
españolas, de tal modo que tanto Francia, Inglaterra y Holanda obtenían del comercio
con la América española, una moneda, el peso fuerte, o real de a ocho, que era imprescindible
para comerciar con Oriente, donde era la moneda habitual. El peso fuerte, tenía
tan amplio uso en el comercio mundial que se le puede considerar la primera divisa de
uso global, lo que hacía más imprescindible un comercio con las colonias españolas que
proporcionaba las remesas de pesos fuertes destinados a otros escenarios comerciales.
Su valor era de 8 reales de vellón, unidad de cuenta española, aunque ese valor lo fijaba
la Corona española. ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, en adelante AGS. Marina,
Leg 17 (2ª parte), Doc. nº 681 de fecha 17 junio de 1755.
4 «La idea para Francia era muy clara, ya que los ingleses y holandeses surtían de mercancías
la costa del Atlántico y el golfo de Méjico de la América española, la Cía. de la Mer
du Sud, atravesando el Estrecho de Magallanes, iba a proveer de mercancías los puertos
del Pacífico del Virreinato del Perú, evitando a sus comerciantes el penoso y costosísimo
viaje al puerto de Panamá y desde allí por tierra por un camino infernal, llegar hasta la
feria de Portobello. Este comercio de la Cía. de la Mer du Sud resultó ser muy, muy rentable
». FERNANDEZ DURÁN, Reyes: La corona española y el tráfico de negros. Del
monopolio al libre comercio. Ed. el Economista. Madrid 2011, pp. 41-88.
Revista de Historia Militar, 130 (2021), pp. 63-96. ISSN: 0482-5748