el Reino Unido ya no puede aspirar a
un liderazgo permanente.
Una alianza militar y política de la entidad
de la CANZUK permitiría a sus
miembros confiar su defensa a la asistencia
mutua en lugar de depender de
EE. UU. siempre que se reestructurase
significativamente la inversión en
defensa, es decir, siempre que el aumento
de los presupuestos les permitiese
alcanzar la autonomía estratégica
necesaria para desconectarse del
aparato de defensa norteamericano1.
Vale la pena entrar en algunas consideraciones.
El presupuesto combinado
de defensa de los cuatro países es
de unos ciento diez millardos de dólares.
La CANZUK reuniría una población
de ciento treinta y seis millones
de personas en una extensión de más
de dieciocho millones de kilómetros
cuadrados (superior a Rusia) que incluiría
una gran cantidad de entornos
para pruebas tecnológicas y ejercicios
militares. Dada su ubicación, la
posibilidad de una invasión terrestre
de su territorio queda prácticamente
descartada y pueden concentrarse en
la defensa más allá de sus fronteras.
Canadá tiene acceso al Atlántico norte,
al Pacífico norte y al océano Ártico;
Australia, al Pacífico sur y al océano
Índico, y está relativamente cerca
del mar de China Meridional, lo que
la convertiría en la base obvia para
proyectar fuerzas al Sudeste Asiático.
Australia, Nueva Zelanda y las islas
Malvinas podrían facilitar futuros
despliegues en el hemisferio sur. Tanto
el Ártico como el Antártico albergan
inmensos recursos, lo que eventualmente
convertiría a la CANZUK
en un actor clave en ambas regiones
polares.
Los cuatro miembros tienen Fuerzas
Armadas profesionales, bien instruidas
y equipadas, reducidas en tamaño,
pero complementadas con sólidas
reservas. También disponen de economías
e industrias de defensa que
les permiten aumentar sus capacidades
militares. De hecho, Australia
ha revelado recientemente un plan de
defensa de doscientos setenta millardos
de dólares australianos que prevé
la compra de cientos de misiles antibuque
de largo alcance AGM-158C y
un programa para la construcción de
hasta doce submarinos de propulsión
nuclear. También dispone de dos LHD
de la clase Canberra (de diseño español)
26 / Revista Ejército n.º 972 • abril 2022
que pueden operar como portaaviones
ligeros, pero que no tiene previsto
equipar con F-35B, y ello a pesar
de que está recibiendo el F-35 para su
fuerza aérea.
Los cuatro
miembros tienen
Fuerzas Armadas
profesionales,
bien instruidas
y equipadas,
reducidas en
tamaño, pero
complementadas
con sólidas
reservas
Gran Bretaña está desarrollando el
cazabombardero de sexta generación
Tempest, su primer proyecto de
este tipo en solitario en décadas. La
Royal Navy ha botado dos nuevos
portaaviones de la clase Elizabeth,
los mayores de su historia, con capacidad
para transportar unas sesenta
aeronaves (incluyendo el F-35B). Esta
capacidad, junto con otras innovaciones
como los futuros submarinos no
tripulados, llevarán a la Royal Navy a
una nueva era.
Para 2023, se entregarán las primeras
unidades de la fragata tipo 26, diseñada
por BAE Systems Maritime-Naval
Ships y destinada a Canadá, Australia
y el Reino Unido; todo un paso en la
cooperación reforzada en industria de
defensa que, además de reforzar las
capacidades navales, puede generar
miles de puestos de trabajo de alta
cualificación y millardos en ingresos
por exportación2.
Estos recursos, junto con la experiencia
combinada, darían a la CANZUK
una capacidad aeronaval comparable
en muchos aspectos a la de EE. UU.
o China.
Además, la CANZUK podría garantizar
la libre circulación de personas y
mercancías entre los cuatro Estados
miembros. Estos representan un PIB
combinado de unos 6,5 billones de
dólares, lo que los convertiría en la
cuarta economía mundial, con una
población total cercana a la de Rusia.
Ahora bien, hay que puntualizar
que la economía británica está mucho
más integrada en Europa que en
sus antiguos dominios. Mientras que
la UE representa el 47 % del comercio
británico (trescientos cuatro millardos
de euros solo en 2019), Canadá,
Australia y Nueva Zelanda solo suman
el 3,5 %. Solo con Países Bajos factura
unos setenta millardos de libras,
frente a los treinta con los otros miembros
de la CANZUK. En septiembre
de 2020, la London School of Economics
pronosticó que el PIB británico
descendería un 5 % en los siguientes
quince años, incluso cerrando un
acuerdo comercial con la UE3.
Tras un Brexit que se ha prolongado
casi cinco años, el Reino Unido se
encuentra económica y estratégicamente
debilitado. La CANZUK ofrece
una oportunidad histórica y representa,
para algunos, un regreso a la
Commonwealth. Londres ya negocia
acuerdos de libre comercio con Australia
y Nueva Zelanda, por lo que la
CANZUK no supondría grandes cambios
en esa área. También puede ayudar
a diluir, o al menos retrasar, las
aspiraciones secesionistas en Escocia
mediante la unión con naciones
hermanas sin las complicaciones de
la UE.
Para Canadá, es la ocasión de convertirse
en un actor internacional relevante
merced a una nueva alianza y
de afirmar su independencia frente a
EE. UU. Recientemente, el presidente
Biden ilustró la casi total dependencia
comercial canadiense al dejar sin
efecto el proyecto de oleoducto para
llevar el petróleo canadiense al sur y
firmar la política Buy America.
Al dinamizar el comercio entre sus
miembros, la CANZUK podría, asimismo,
reducir la dependencia australiana
de China. En cuanto a Nueva