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los valores que encarna de internet
contra aquellos que quieren socavarlo
para sus propios fines. Los EE. UU.
solo quebrantan las normas para defender
internet y el ciberespacio contra
aquellos dispuestos a producir
daños. En resumen, la excepcionalidad
que marca la política exterior
estadounidense en el mundo físico
se extiende también al ciberespacio.
Por eso, es interesante resaltar que
el único ciberataque que ha causado
un daño permanente en el mundo físico
—el que se realizó contra la planta
nuclear iraní en Natanz— fue llevado a
cabo por los estadounidenses con el
apoyo de los israelíes.
Un análisis parecido se puede hacer
sobre otros actores estatales del ciberespacio,
como Rusia o China. Para
Rusia, la aparición de internet coincidió
con el colapso de la Unión Soviética
y el caos que hubo durante los
años de Yeltsin. La sociedad rusa experimentó
internet de diferentes maneras.
En vez de con la liberación o la
promoción de ciertos valores,
se asoció con la humillación
postsoviética y la hegemonía
de los EE. UU.
Además, el Gobierno
ruso lo consideró
una creación
extranjera que
constituía una
amenaza para la Federación Rusa, así
que respondió a su uso por parte de
críticos y periodistas independientes
con un monitoreo que recordaba a la
Unión Soviética y con el reclutamiento
de sus propios blogueros para lanzar
contraataques. Por otro lado, el
Gobierno miraba con preocupación
a los manifestantes de las revoluciones
de colores en Ucrania o Georgia
y concluyó que Occidente había
militarizado internet para socavar la
influencia de Rusia en los países vecinos.
Al mismo tiempo, los altos niveles
de criminalidad en el país provocaron
inevitablemente que algunos
sectores de la sociedad rusa aprovecharan
la nueva tecnología para fines
delictivos. Esas bandas de cibercriminales
se han mostrado útiles para el
Estado ruso como sucedáneos en sus
ciberoperaciones.
Se pueden identificar tres campos
geopolíticos principales en los que
Rusia interactúa con el ciberespacio.
Desde un punto de vista interno, el
Gobierno intenta controlar el contenido
de la red, reduciendo así los riesgos
para su sistema político actual y
ratificando el principio de la soberanía
en internet. En las repúblicas soviéticas,
llamadas «el extranjero cercano»,
el Gobierno ruso ha sido más agresivo,
utilizando una gran diversidad de
herramientas para desestabilizar sus
Gobiernos y sociedades, desde el ataque
DDoS contra Estonia a las ciberoperaciones
para interrumpir el suministro
de electricidad en Ucrania. En
sus relaciones con los EE. UU. y Europa,
el Gobierno ruso ha respondido
a la militarización de los medios sociales
que ha percibido Occidente con
campañas de desinformación para influir
en las elecciones y socavar el proceso
político y la estabilidad social. Se
ve que la cultura geopolítica de Rusia
en el ciberespacio tiene dos aspectos
fundamentales: el estricto control
de internet dentro de las fronteras de
Rusia y el aprovechamiento de las herramientas
digitales para promover la
inestabilidad y la incertidumbre fuera.
Por lo tanto, en lo que respecta al
exterior, Rusia se ha centrado en operaciones
de perturbación social y
desinformación, frecuentemente
en colaboración con bandas criminales
y otros mercenarios.