100 RICARDO GONZÁLEZ CASTRILLO
la muralla e incrementar su artillería y munición, con un coste calculado
de 200.000 escudos.53
Conocemos bien la situación de la artillería en Sicilia por la documentación
custodiada en el archivo de Simancas. Una de las relaciones,
la más exhaustiva, fue escrita por un autor desconocido en Palermo54. A
diferencia de la realizada por Quesada para Nápoles, no se limita a la mera
enumeración de las piezas sino que ofrece además una estimación de las
que serían convenientes para que el reino contase con suficientes bocas de
fuego. Según los datos facilitados, había 502 en las 21 plazas aunque eran
insuficientes ya que hacían falta 270 más (tabla nº 5). En resumen: era necesario
aumentar la artillería del reino siciliano hasta alcanzar las 772 piezas
deseables. Y en bastantes casos, se aducen, en apoyo de este incremento,
argumentos de carácter militar o estratégico. Así, afirma que en Palermo
hacían falta 68 nuevas piezas -de las cuales 31 habían sido adquiridas ya
en Génova-, para cubrir sus baluartes, tanto los que miraban al mar como
a tierra.55 También el castillo a Mare de esa ciudad necesitaba culebrinas
y medias culebrinas con las que proteger el puerto. Y el de la Colombara,
en Trapani, precisaba tener unos medios cañones para ubicarlos en la bocana
del puerto y conseguir con ellos un mayor alcance de los tiros. Por lo
que respecta al fuerte de Agrigento, le habían sido concedidos una media
culebrina procedente de Marsala y un sacre de Messina, para emplearlos
en la defensa de los barcos que acudían a transportar el grano, ya que el
trigo era una de las riquezas principales de la isla. Por último, las nuevas
piezas solicitadas para el castillo del Salvatore de Messina se situarían en
la parte donde solía avistarse la flota enemiga, mientras las de Castellazo,
también en esa ciudad, estaban destinadas a proteger los valles, y a evitar
el asedio de esta población. Caso aparte eran los baluartes de la ciudad de
Messina, donde sólo menciona que se precisaba mayor número de piezas,
sin concretar más. Y señala, de paso, que los traveses estaban sostenidos
por lombardas de hierro. Ahora bien, no todas las plazas se hallaban con
carencia de artillería. Como ejemplos, el castillo de Matagrifone, entonces
prisión, y las ciudades de Cefalú y Termini, poseían un adecuado número
de piezas. A semejanza de lo que sucedía en Nápoles, la corte siciliana
costeaba la artillería de algunas zonas como Milazzo, debido a su pobreza,
Siracusa, Trapani y, parcialmente, los baluartes de Messina.
53 Carta del obispo de Siracusa sobre la fortificación de esta ciudad. Siracusa, 5 de febrero de
1575. AGS, Estado, 1144/155.
54 Memoria de la Artilleria que hay en los presidios del Reino de Sicilia, y de la que falta para
estar a buen recaudo. Palermo, 24 de marzo de 1575. AGS, Estado, 1144/25.
55 4 medias culebrinas, 24 pedreros, 2 sacres y 1 cañón.
Revista de Historia Militar, 127 (2020), pp. 100-114. ISSN: 0482-5748