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LA ARTILLERÍA DE LOS REINOS DE NÁPOLES Y DE SICILIA EN ... 111
en reuellines y traueses”, los cuales no se incluyen en el informe por pretender
indicar sólo la que era “de prouecho”.66 Y otro tanto ocurriría con
las diferencias de datos existentes en el informe anónimo de 1575, donde
a veces no se incluyen los esmeriles en las estimaciones parciales. De
contabilizarlos, sus datos estarían más próximos a los que facilitan otros
informes precedentes.
En los documentos anteriores, sus autores -conocidos o anónimos-,
reclaman para el litoral siciliano una situación de defensa suficiente ante
cualquier posible ataque enemigo, solicitando una mayor dotación artillera.
Pero en otros, es la propia vida de la milicia en la isla lo que tratan de
mejorar, reformando alguna de sus instituciones, como hizo el duque de
Terranova con sus ordenanzas acerca de la disciplina a observar por la infantería
española allí desplazada, escritas en italiano, y cuyo original posee
el Archivo de Simancas, acompañado de su traducción española.
Revista de Historia Militar, 127 (2020), pp. 111-114. ISSN: 0482-5748
CONCLUSIONES
El temor a que pudieran producirse incursiones de la flota turco-berberisca
en Nápoles y Sicilia continuaba latente en los años 1575 y 1576, sobre
todo a partir de ser conquistada la Goleta. Por ello, todo lo concerniente
a la situación militar defensiva de esos reinos fue del máximo interés para
sus virreyes. De ahí los detallados informes acerca de los recursos artilleros
de ambos territorios, redactados por los capitanes generales de este Arma
Pedro Díaz Carrillo de Quesada y Bernardino de Velasco, los cuales y otros
anónimos, coetáneos a aquellas relaciones, se conservan, en su mayor parte,
en el Archivo General de Simancas. A la luz de todos ellos, podemos afirmar
que, en Nápoles, las bocas de fuego existentes ascendían a 1.350 y, en
Sicilia, rondaban las 360, cuyo arsenal tenía además 1.580 quintales de pólvora
de arcabuz y de cañón y 78.000 balas. Asimismo, dicha documentación
facilita información de interés sobre otras cuestiones: número de artilleros,
mantenimiento de las piezas –compartidas entre la Corona y la aristocracia
local o las ciudades-, procedencia de las mismas, necesidad de incrementar
el parque artillero en diferentes localidades, y otros datos técnicos sobre calibres
y aleación. Es de destacar que los dos capitanes generales se muestren
partidarios en sus informes de fabricar los cañones en sus respectivos reinos,
en lugar de importarlos de Milán o Génova, por el ahorro económico que
ello suponía.
66 Relaçion de toda el artilleria... AGS, Estado, 1145/129.