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88 RICARDO GONZÁLEZ CASTRILLO
como era el espacio más idóneo para que “Franceses, y de los Pontifices que
fuesen enemigos, y de los señores libres de Italia, que no estuviesen debaxo
de su real deuoçion”, pudiesen invadir el reino.16 Finalmente, en el espinoso
asunto de qué puerto era más conveniente para albergar la flota de galeras que
operaba en el Mediterráneo, opina conveniente establecerla en Messina “para
difension del Reyno de Sicilia, y presentando socorro de lo de Napoles”,17
antes que en Taranto o Brindisi, que eran otras posibles localizaciones. En
todo caso, el duque se mostró siempre muy crítico con la hipótesis tarantina.18
La propuesta del duque de Torre Mayor parece que no fue aceptada
por el monarca español. Basta contemplar el elevado número de lugares
dotados de artillería que defendían las costas del reino napolitano. Cuando
el marqués de Mondéjar ocupó el cargo de virrey en 1575, en sustitución
de Antonio Perrenot, cardenal de Granvela, se interesó por el estado de las
fortificaciones del reino, “particularmente las de Brindez, Taranto, Otranto
y Galipoli y otras desta calidad que estan a la marina”, y esperaba una
relación de su predecesor en este sentido19. Él mismo había podido visitar
las plazas de los presidios de Toscana, en concreto “las de Ponblin y Puerto
Ercules y…la de Orbitelo”, sobre las cuales aguardaba también un informe
de los ingenieros con sus propuestas de mejora. Téngase presente que estas
posiciones eran una pieza clave para proteger la navegación y asegurar la
presencia hegemónica española en suelo italiano20. Un mes más tarde, concluía
que “las plaças deste Reyno de importancia estan mal fortificadas”, lo
cual achacaba a que algunos predecesores suyos no las habían visitado en
persona y se habían fiado del “pareçer de los ingenieros”21. Arremetía contra
estos últimos porque, siguiendo sus propios criterios, derribaban construcciones
hechas por otros compañeros y gastaban “en la obra muchos ducados
como a suçedido en lo de Taranto” o incluso en Brindisi, cuya fortificación
se consideraba imprescindible reparar para que esta ciudad no fuese ocupada
por el enemigo otomano. No obstante, hacia estos profesionales, había
16 Ibidem.
17 Ibidem.
18 Fenicia, 2003: 21.
19 Carta del virrey de Nápoles sobre diversos asuntos del reino. Nápoles, 19 de julio de 1575.
AGS, Estado, 1066/56. Un año antes, el cardenal Granvela había informado al monarca Felipe
II la buena marcha de las obras en Taranto, confiando en que “se porná de manera que de
l’armada del Turco no se recibirá en aquella parte”. También avanzaban las obras en Otranto,
Brindisi y Vieste y habían concluido las iniciadas en Gallipoli, con la misma finalidad que en
Taranto. Coniglio, 1987: 376. Reprod. literal del ms. titulado: El virrey cardenal Granvela a
Felipe II. AGS, Estado, 1064/24. Nápoles, 30 de mayo de 1574.
20 Angiolini, 2006: 174.
21 El virrey de Nápoles sobre diversos asuntos de guerra del reino. Nápoles, 19 de agosto de
1575. AGS, Estado, 1066/65.
Revista de Historia Militar, 127 (2020), pp. 88-114. ISSN: 0482-5748