TEMAS GENERALES
fueron donadas por el generalísimo de la Santa Liga después de tan gloriosa
victoria: a la catedral de Barcelona, el Cristo, que sería llamado el Cristo de
Lepanto; y la de la Virgen a la iglesia de San Juan de Letrán, perteneciente al
Hospital de Galeras de El Puerto de Santa María. En 1840, al encontrarse en
ruinas la iglesia portuense, se trasladó la imagen a la parroquia del Arsenal
de La Carraca, para pasar en 1854 al Colegio Naval Militar, y poco después
al Panteón de Marinos Ilustres. Con el advenimiento de la II República, se
entregó al Museo Naval de Madrid y, posteriormente, al Archivo General de
Marina «Álvaro de Bazán» —figura destacada en la batalla de Lepanto—,
situado en el palacio de los marqueses de Santa Cruz en Viso del Marqués.
La Virgen del Rosario había sido patrona de las flotas de Indias y de los
tercios de galeones durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Hay múltiples ejemplos
de expediciones que partían bien para Veracruz o para Cartagena de Indias y
que previamente embarcaban con un gran ceremonial a la Virgen del Rosario,
llamada la Galeona, desde el convento de los padres dominicos de Cádiz. Sin
embargo, tenemos también noticias de su embarque en Sevilla y en Sanlúcar
de Barrameda cuando, inicialmente, las flotas salían de la ciudad hispalense
para hacerse a la mar desde Sanlúcar (3). Del convento de Santo Domingo de
esta ciudad partía la Virgen para su embarque en la capitana de la flota. Desde
mucho antes de la batalla de Lepanto hubo en Sanlúcar devoción y cofradía a
la Virgen del Rosario (4).
A partir de 1680 se decretó que las expediciones a Indias salieran desde
Cádiz para evitar las dificultades del paso de la barra sanluqueña; sin embar-go,
hay constancia de salidas anteriores desde el puerto gaditano. La más anti-gua
reseña que tenemos del embarque de la Virgen en las flotas de Indias se
produce en la expedición de 1602, según consta en un documento del Cabildo
Catedralicio de Cádiz (5). La segunda referencia es de 1635, cuando el padre
jesuita Rafael Pereira informaba a su provincial describiendo con detalle la
ceremonia de embarque en la nave capitana, donde las autoridades con unifor-me
de gala formaban la escolta mientras los navíos fondeados realizaban
salvas de saludo (6). También se sabe que la Virgen iba frecuentemente en el
Galeón de Manila.
Durante el siglo XVIII se multiplicaron las expediciones con la presencia
de la Virgen del Rosario. Entre otras flotas, señalaremos la de 1699 del
(3) Archivo General de Indias (AGI), INDIFERENTE, leg. 425, l. 24, f. 1. «Donación al
convento de Santo Domingo de Sanlúcar donde se alojaban los frailes que partían y regresaban
de Indias».
(4) VELÁZQUEZ GAZTELU, J. P.: Fundaciones de todas las iglesias, conventos y ermitas de
Sanlúcar de Barrameda, Sanlúcar, 1758, pp. 213-214.
(5) Archivo Catedralicio de Cádiz, Sección Secretaría. Libro de Acuerdos Capitulares, f. 84.
Cabildo del 19 de marzo de 1602. Información debida al investigador Enrique Hormigo.
(6) DÍAZ RODRÍGUEZ, V.: La Galeona gaditana ayer y hoy, Cádiz, 2006, pp. 15-16.
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