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capaces de compilar datos de rumbo, velocidad, posición, ángulos de caña,
regímenes de máquinas, temperatura del agua del mar, condiciones meteoroló-gicas
y todos los parámetros de la planta propulsora y eléctrica que se nos
puedan ocurrir, y mantenerlos grabados durante un tiempo. Pero si somos
realistas, sabremos que los sistemas mencionados no se instalaron en los
barcos de la Armada con el fin de reconstruir situaciones. Además, actualmen-te
se han quedado un poco desfasados si los comparamos con los nuevos siste-mas
de «caja negra» que llevan los buques de la Marina Mercante.
Por poner un ejemplo, nos sorprende negativamente que el registro de
ángulos de caña que hace el SICP solo actualiza el dato cada 30 segundos, por
lo que cuando se tiene interés real en averiguar lo sucedido en alguna situa-ción
concreta, este registro no suele ser de gran ayuda.
Las «cajas negras» de los mercantes
Los nuevos sistemas de «caja negra» (VDR-Voyage Data Recorder)
—en español, RDV (Registro de Datos de Viaje)— van un paso más allá.
Estos recogen al segundo todos los datos de funcionamiento de los sistemas
de gobierno, propulsión, vídeo de las consolas de los radares, datos del AIS,
grabaciones de voz en los circuitos internos y externos y grabación de audio
permanente en el puente de gobierno y cámara de control de máquinas. Toda
la información recabada se concentra finalmente en un disco de almacena-miento
sobre el que se van sobrescribiendo los nuevos datos cada cierto tiem-po
(según las capacidades de cada modelo). El sobrenombre de «caja negra»
no es gratuito, ya que en caso de siniestro toda la información se queda graba-da
en una robusta cápsula hermética, que mide aproximadamente unos 50
centímetros de largo, pesa entre tres y diez kilos, dependiendo del modelo, y
tiene un color naranja llamativo para que sea más fácil encontrarla. El motivo
principal por el que la «caja negra» sobrevive en una catástrofe es porque está
creada para aguantar la presión y la temperatura en situaciones extremas. Está
dotada de varias partes: cubiertas exterior, media e interna y sonar, que evitan
el sobrecalentamiento, el enfriamiento o la absorción de las vibraciones.
Asimismo, es capaz de enviar sonidos de frecuencia a otros barcos y submari-nos
en caso de necesitar auxilio.
Por otro lado, pueden soportar una fuerza de más de 3.000 atmósferas
terrestres y temperaturas superiores a 1.000º C gracias a sus materiales princi-pales
(aluminio, silicio y titanio, entre otros).
Además, la normativa internacional obliga a que sean inspeccionadas anual-mente
para efectuarles los mantenimientos, verificaciones y controles que, de
ser satisfactorios, las autoridades que realizan dicha labor emiten mediante
certificados que avalan su óptimo estado y disponibilidad, lo cual permite al
buque mantenerse operando sin ningún contratiempo por un año más.
2021 699