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REVISTA EJÉRCITO
N.º 968 EXTRAORDINARIO NOVIEMBRE
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Cuando el entorno de seguridad lo
permite, la fortaleza pierde su sentido
defensivo y se pasa a la fase de
una ciudad con una guarnición que
ya no ocupa los muros de la fortaleza.
En una última fase se reduce
la guarnición o incluso desaparece
de la ciudad.
En Melilla las fases expuestas tienen
su reflejo en los siguientes periodos
históricos.
Una primera situación hasta el Tratado
de Límites, en la que la ciudad
se circunscribe a los recintos amurallados
que todavía hoy se pueden
contemplar en un paseo por Melilla
la Vieja.
La siguiente fase la asociamos a una
fecha clave en la historia de Melilla:
la aceptación de los límites de la ciudad
por parte del sultán de Marruecos,
que se ratifica en el Tratado de
Tetuán firmado en Madrid el 30 de
octubre de 1861. Los límites se materializan
por los disparos de «El Caminante
», un cañón de a 24, desde
el fuerte de Victoria Chica un 14 de
junio de 1862. La ciudad alcanza
los límites actuales; sin embargo, el
campo exterior sigue al abrigo de la
fortaleza y de los fuertes exteriores.
A partir de esa fecha, y como consecuencia
en buena medida de
las campañas, especialmente la
de 1909, se produce una fuerte expansión
demográfica. La ciudad
pasa de nueve mil a veintiún mil habitantes
que prevén su expansión económica.
Se podría decir que la ciudad
nace al amparo de la guarnición.
Surge entonces la relación entre
urbanismo y milicia. Son los ingenieros
militares los que establecen
los primeros planes para extender
la ciudad y, en gran medida, el
trazado extramuros responde, o al
menos considera, las necesidades
militares; aspecto interesante que
demuestra que la ciudad no ha perdido
su carácter de fortaleza, simplemente
se ha expandido al abrigo
de fuertes exteriores.
El fin del protectorado supone el repliegue
a los límites del tratado y,
aunque la situación no es comparable
a la de los periodos anteriores,
la presencia de la guarnición marca
todavía el devenir de la ciudad.
Con la aprobación del Estatuto de
Autonomía en 1995, «Melilla accede
a su régimen de autogobierno,
gozando de autonomía para
la gestión de sus intereses, integrándose
y completando el sistema
autonómico que se ha desarrollado
a partir de la Constitución
española» y entra en esa fase, que
todavía se está asentando, de ciudad
con una guarnición. Aunque
el entorno sociocultural de Melilla
ha cambiado sustancialmente en
esta última fase, es posible que la
situación no permita dar ese paso
y la ciudad siga al amparo de una
fortaleza que ya no ocupa los muros
de Melilla la Vieja, pero que todavía
existe y tiene su reflejo en el
vallado y en las instalaciones militares
que abarcan buena parte del
terreno.
Esas circunstancias o las actividades
de la guarnición serían difícilmente
comprensibles en otra localidad
española; sin embargo, la
historia como ciudad-guarnición,
tan característica y tan reciente, favorece
que la ciudad y su población
comprendan la misión de la Comandancia
General.
Comandancia General de Melilla