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Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente 1.º del Gobierno, conversa con Agustín Rodríguez Sahagún,
se cumplieron los malos presagios y
Canarias quedó libre de los zarpazos
de unas indeseadas invasiones, pero
era diáfano que continuaba vigente
la importancia estratégica del ramal
occidental del eje BEC y de las no tan
afortunadas islas, que, otra vez, estuvieron
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dispuestas a defender su españolidad
aún casi aisladas del resto
de la nación.
TIEMPOS MODERNOS
En las siguientes décadas el capitán
general de Canarias asumió también
las jefaturas de las fuerzas de tierra,
mar y aire desplegadas en el archipiélago
y, mientras fueron nuestras,
en las provincias de Ifni y Sáhara.
Por Decreto 1381/75, de 20 de junio,
ante la situación en este último territorio,
se creó el Mando Unificado de
Canarias (MUNICAN), cuyo jefe era el
capitán general, auxiliado por un Estado
mayor conjunto (EMACON) independiente
del de capitanía, organización
que seguiría vigente tras la
retirada del Sáhara.
Pero pronto iba a surgir un nuevo concepto
estratégico: el del eje BEC. Y podemos
preguntarnos: ¿desde cuándo
se empieza a hablar de ese eje? O
¿cuándo nace ese concepto? Veamos
unos datos para dar respuesta.
En abril de 1978 se reunió en Santa
Cruz de Tenerife, bajo la presidencia
del vicepresidente del Gobierno y
ministro de Defensa, el general Gutiérrez
Mellado, la Junta de Jefes de
Estado Mayor, y en dicha reunión se
estableció que «el centro de gravedad
de nuestra estrategia es la zona
del estrecho de Gibraltar con sus accesos
prolongados hacia las islas Baleares
y las Canarias».
El 29 de octubre del año siguiente, y
en la conferencia inaugural del Seminario
Cívico Militar de Canarias2,
el señor Rodríguez Sahagún, ministro
de Defensa, aseguraba que: «Por
otro lado, la situación geográfica de
España, en la encrucijada Mediterráneo
Atlántico y África-Europa … y la
importancia geoestratégica del eje
Baleares-Estrecho-Canarias se puede
decir que es privilegiada». Y más
adelante que «se debe potenciar
nuestra posición en la zona geoestratégica
Baleares-Estrecho-Canarias,
con capacidad suficiente para
evitar cualquier agresión que amenace
nuestra soberanía y, en su caso,
con capacidad de reacción inmediata
para hacer frente a la agresión». Y
semanas después, el 20 de diciembre,
en una comparecencia ante el
Senado, el mismo ministro volvía a
insistir en la importancia geoestratégica
del eje.
Pocos años más tarde, en abril
de 1982, otro ministro de Defensa,
don Alberto Oliart, destacaba que,
entre otros efectos directos, una
fuerza establecida sobre ese eje (el
BEC), «tiende a garantizar la integridad
del territorio nacional», además
de «producir efectos directos muy
beneficiosos para España, al asumir
un papel estratégico de importancia
mundial».
Quiero señalar que no todas las reacciones
fueron de apoyo a esa definición
de nuestro pensamiento estratégico
y se dudó de que nuestras
ministro de Defensa. Fecha 12 de julio de 1980