REVISTA EJÉRCITO
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N.º 968 EXTRAORDINARIO NOVIEMBRE
caso de las comandancias generales
de Baleares, Ceuta y Melilla.
Además, los Regimientos de Trasmisiones
22 y de Guerra Electrónica 32
realizan una valiosa aportación a
este tipo de misiones, el primero con
el despliegue de sus centros de comunicaciones
a lo largo del territorio
nacional, y el segundo a través de la
inteligencia de señales que permite
completar la Common Operational
Picture (COP) del área de operaciones
terrestres.
El tercer elemento dinamizador del
Mando de Canarias fue su designación,
por el general del Ejército
JEME, como Mando Componente
Terrestre en la estructura operativa
de la Operación Balmis. Decisión
que tuvo su fundamento en la voluntad
del JEME de que fuera precisamente
el Mando Operativo Terrestre
para las operaciones permanentes el
que dirigiera la operación.
La Operación Balmis ha sido, posiblemente,
el mayor reto al que se
han enfrentado las Fuerzas Armadas
en las últimas décadas, al tener que
acudir en socorro de nuestra sociedad,
que sufría una virulenta pandemia
en la que apenas se tenía conocimiento
de cómo actuar; pandemia
que ha dejado miles de fallecidos y
múltiples secuelas entre nuestros
ciudadanos, que continúa y a la que
las Fuerzas Armadas aportan capacidades
en el marco de la Operación
Misión Baluarte.
La incertidumbre de la evolución del
virus junto a la urgencia de las actuaciones
hizo de esta operación un
desafío en el que era preciso generar,
desplegar y acometer multitud
de cometidos en muy poco tiempo,
para apoyar con oportunidad los lugares
más afectados.
Durante los 98 días que estuvo en
vigor el estado de alarma, entre el
14 de marzo y el 21 de junio de 2020,
se desplegaron más de 115 000 militares
del Ejército de Tierra cubriendo
la totalidad del territorio nacional, desarrollando
funciones en el ámbito de
la descontaminación, presencia y seguridad,
apoyo logístico y sanitario e
instalación de vivacs en apoyo a centros
de salud o personas sin hogar.
La Operación Balmis fue un esfuerzo
titánico que permitió mostrar a la sociedad
la valía, profesionalidad y flexibilidad
de las Fuerzas Armadas, las
cuales supieron adaptarse con eficacia
a las necesidades que se plantearon
en cada momento. Los ejércitos
recibimos, a cambio, el calor de
los españoles que agradecieron, en
todo momento y lugar, las actuaciones
que se realizaban.
Como podrá ver el lector, hemos
querido unir tradición y modernidad
en el índice de la revista. Se incluyen
artículos que hablan del origen y evolución
de la Capitanía General de Canarias,
al fin y al cabo, cabecera de la
nueva estructura orgánica, así como
de la construcción del histórico palacio
de esta capitanía.
Este año se conmemora el 140 aniversario
de la ocupación del palacio
por su impulsor, el teniente general
D. Valeriano Weyler y Nicolau,
en 1881. El artículo que describe el
proceso de construcción ha sido realizado
por el teniente coronel D. José
Manuel Padilla Barrera, oficial del
Cuerpo de Ingenieros de Armamento
y Construcción, quien ha tenido una
muy amplia trayectoria profesional
en Tenerife.
El resto del contenido se centra fundamentalmente
en cómo el Mando
de Canarias del Ejército de Tierra
cumple su misión en la estructura
operativa de las Fuerzas Armadas, es
decir, qué aporta cada unidad subordinada
a los cometidos encomendados
dentro del Núcleo de Fuerza
Conjunto 1, de la Fuerza Conjunta.
Finalmente, le pedí al general
D. Emilio Abad Ripoll, oficial de prestigio
y referente en publicaciones
militares en el archipiélago canario,
que buceara en la historia buscando
conexiones entre el eje Baleares
Estrecho-Canarias con la nueva
estructura orgánica y, sobre todo,
con las misiones operativas derivadas
de las misiones permanentes.
Su artículo, como su extensa obra,
no decepciona.■
Guion del Mando de Canarias