REVISTA EJÉRCITO
N.º 968 EXTRAORDINARIO NOVIEMBRE
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batallas y sus protagonistas, sino al
impacto de las mismas en la configuración
de la sociedad, la economía,
las relaciones internacionales, las
instituciones, la cultura, la religión, la
ideología, los propios ceutíes e incluso
en la idiosincrasia y características
del componente humano de las unidades
militares que en ella se ubican.
Entendiendo estos antecedentes en
este contexto geográfico, se facilita
la comprensión de cualquier «entorno
operativo» que se desencadene y
en el que se tengan que emplear las
capacidades militares y la toma de
decisiones.
España ha protegido y protege los intereses
considerados vitales para la
supervivencia como tal nación, como
son su soberanía, su independencia,
su integridad territorial y su ordenamiento
constitucional, así como la libertad,
la vida y la prosperidad de los
españoles, dentro y fuera del territorio
nacional, en su geografía peninsular
y extrapeninsular. Y los resguarda
frente a amenazas y riesgos que
revisten una elevada complejidad y
dinamismo y en cuya gestión no están
involucrados únicamente los ámbitos
de la defensa.
En el dominio de la defensa, el papel
asignado al conjunto de unidades de
la Comandancia General de Ceuta,
puestas bajo el mando único de su
comandante general, es el de prepararse
para constituir las organizaciones
operativas que sean requeridas,
ya sea para enfrentarse en solitario o
con apoyo conjunto o combinado, a
cualquiera de los riesgos y amenazas
que se definen en la Estrategia de
Seguridad Nacional. Su comandante
general es mando orgánico y, en su
caso, mando operativo de las estructuras
que se organicen para la ejecución
de los planes operativos que se
determinen, como parte del Núcleo
de la Fuerza Conjunta n.º 1 o en el
marco del Mando Operativo Terrestre,
para desarrollar el plan permanente
de igual nombre. Todo ello bajo
la dependencia orgánica del Mando
de Canarias, mando integrante de la
Fuerza del Ejército de Tierra.
Las principales amenazas a la seguridad
se identifican con los conflictos
armados, el terrorismo, el crimen organizado,
la proliferación de armas
de destrucción masiva, el espionaje,
las ciberamenazas y las amenazas
sobre las infraestructuras críticas;
mientras que los riesgos o desafíos
se correlacionan con la inestabilidad
económica, la vulnerabilidad energética,
los movimientos migratorios, las
emergencias y catástrofes, las epidemias
y pandemias y el cambio climático.
Además, dichas amenazas y desafíos
no suelen existir aislados, sino
que están interconectados, evolucionan
al compás de los avances tecnológicos,
sus efectos traspasan fronteras
y se materializan con frecuencia
en los espacios comunes globales.
La mayor parte de los enumerados,
debido a la situación extrapeninsular
y fronteriza de Ceuta, exigen un
análisis y gestión aún más compleja
y requieren de una capacidad inicial
modulada de repuesta directa o indirecta
a la mayor parte de ellos. Así
se ha puesto de manifiesto en la gestión
local de la crisis sanitaria de la
COVID-19 o de la reciente crisis migratoria.
De entre todos ellos, es una realidad
que, preparándose para enfrentar el
más arduo de los enumerados, como
es el conflicto armado contra un adversario
definido o difuso de similares
características, faculta para contrarrestar
cualquiera de los otros.