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REVISTA EJÉRCITO
N.º 968 EXTRAORDINARIO NOVIEMBRE
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capacidades permitieran que el control
del eje BEC fuese exclusivamente
español (como se pedía en las primeras
conversaciones con OTAN) sin
apoyo de otras potencias.
En 1985 el Plan Estratégico Conjunto,
publicado a finales de julio, seguía
insistiendo en la potenciación
del flanco sur peninsular, para lo que
era necesario el reforzamiento del eje
Baleares-península (que ahora sustituía
a «Estrecho»)-Canarias.
Llega 1986 y, como consecuencia
del resultado del referéndum de
aquel año, el Gobierno decidió que
España quedase fuera de la estructura
de mandos de la OTAN, por
lo que ya era imposible que se nos
confiriera un mando de importancia
dentro de la alianza. Y empezamos a
negociar los acuerdos de coordinación
y aparecieron otros conceptos,
como los de «amenaza compartida»
(con nuestros aliados) y «amenaza no
compartida» (la que afectase solo a
España).
Es en esos momentos cuando va a
ver la luz una nueva normativa que
afectará profundamente a la defensa
de Canarias. En 1998 se recibieron
instrucciones para reactivar aquel
EMACON del MUNICAN, creado
como vimos en 1975, y que más de
una década después vivía una etapa
de letargo. Así, empezó a participar
en reuniones de planeamiento con
el EMACON de la Defensa que condujeron
a la promulgación de una orden
ministerial (la 07/1989, de 3 de
febrero) por la que se establecía la
estructura de mandos operativos
(MOP) de las FAS, definiendo los
mandos en los que había de recaer
la responsabilidad de la ejecución de
los planes operativos que se derivasen
del Plan Estratégico Conjunto.
Esos MOP principales fueron cuatro:
uno por ejército (MOT, MON y MOA) y
el Mando Unificado de Canarias.
Participó entonces el MUNICAN en la
confección de aquellos acuerdos de
coordinación con la OTAN que afectaban
a Canarias (cinco de los seis
acuerdos), la redacción del sistema
de alertas de la defensa, en su ámbito
de responsabilidad, y el establecimiento
del Sistema Conjunto de
Telecomunicaciones Militares en el
archipiélago, entre otros cometidos.
Como vemos, se consideraba Canarias
como un teatro de operaciones
independiente, aunque el MUNICAN
participase en la redacción de
los acuerdos de control del Estrecho
y sus accesos y operaciones aéreas
en el Atlántico oriental, en clara relación
con el ramal occidental del eje
BEC y en cuya ejecución habrían de
tomar parte las unidades «canarias».
Luego, nuestra incorporación a la estructura
militar de la OTAN y la desaparición
de la amenaza soviética fueron
las causas fundamentales para
que, por RD 1384/1995, de 04 de
agosto, se suprimiese el MUNICAN,
al que seguirían meses después los
otros tres MOP.
¿Y qué pasaba con el famoso eje? En
el Libro blanco de la Defensa de 1990
(pág. 69) se habla de «la importancia
del Estrecho y sus accesos», pensamiento
no muy alejado de lo que se
contemplaba en tres de los acuerdos
de coordinación con OTAN, pero ya
sin citar el eje.
A partir de 1992, el principal objetivo
estratégico es la integridad del territorio
nacional y el eje deja de aparecer
en las sucesivas directivas de
defensa nacional y los correspondientes
planes estratégicos. Claro
ejemplo de esa «desaparición» es
que, el 18 de diciembre de 2002, en
un debate en el Congreso de los Diputados
sobre la revisión estratégica
de la defensa, el diputado canario
don Luis Mardones preguntó al
ministro de Defensa, don Federico
Trillo-Figueroa, sobre el eje y recibió
como respuesta que «había sido formulado
… hace ya muchos años»
y, en definitiva, que había perdido su
vigencia como objetivo estratégico
fundamental.
Pasaron los años y con ellos diversas
normativas relacionadas con la
defensa, hasta llegar a la Directiva
de Defensa Nacional de 2020 en la
que se recoge que: «Independientemente
de la contribución de España
al esfuerzo de la Comunidad Internacional,
el MINIDSDEF llevará a cabo
el planeamiento operativo y de capacidades
necesario para acometer
cualquier posible desafío o amenaza
no compartida».
En total correspondencia con lo anterior,
pero un año antes, había visto
la luz el documento conceptual Organización
orientada a la misión, en
el que el EME esbozaba las líneas
maestras que conducirían a la Orden
DEF/708/2020, por la que se desarrollaba
la organización básica del
Ejército de Tierra, y a la instrucción
del JEME 14/2021 de 8 de marzo,
por la que se integran en el Mando
de Canarias las comandancias generales
de Baleares, Ceuta y Melilla. Y
esta es la situación actual.
Podría pensarse si se está volviendo
al antiguo concepto de control del eje
BEC, al encontrar de nuevo integrados
en un solo conjunto los tres enclaves
estratégicos que lo definían.
Pero no es así.
Ahora, el cometido principal de las
unidades que se agrupan a las órdenes
del TG jefe del Mando de Canarias
es «la constitución de forma
rápida y eficaz, de estructuras operativas
terrestres para la realización de
operaciones militares»; en otras palabras,
estar preparadas para hacer
creíble algo tan fundamental como
la disuasión; mientras que en los pasados
años 80 se trataba de controlar
el amplio espacio geoestratégico
que dibujaba el eje.
Sin lugar a dudas, repito, el objetivo
de la nueva organización, en lo que
afecta al Mando de Canarias, es la
disuasión. No se descubre ningún
secreto de Estado al reseñar que
nuestra frontera sur ofrece riesgos,
muchos de ellos «no compartidos»,
que no se pueden desdeñar: las apetencias
no disimuladas de Marruecos
sobre el Sáhara Occidental y las no
muy disimuladas sobre Ceuta y Melilla;
la carrera armamentística y las diferencias
políticas entre Marruecos y