Melilla es una ciudad en un entorno
físico complicado. Durante el primer
periodo considerado (1497-1860),
más de trescientos cincuenta años,
hay momentos en los que trata de
extenderse el control de la zona mediante
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la construcción de fuertes,
más allá de los muros de la fortaleza,
a fin de favorecer cierta producción
agrícola o comercial. Pero la escasez
de recursos humanos y la hostilidad
de las cabilas conducen a replegarse
sobre el recinto amurallado, que
sin duda facilitaba la defensa en
esas circunstancias.
La puerta natural de salida de este
entorno físico siempre ha sido el
mar. Lo atestigua la puerta del Socorro,
utilizada en caso de sitio y
cuando el puerto no se podía utilizar.
El levantamiento del sitio de Melilla
en 1775 habría sido prácticamente
imposible sin la participación de la
escuadra del capitán de navío don
Francisco Hidalgo de Cisneros. A
modo de preludio de la acción conjunta,
la escuadra contribuyó a mantener
abierta la línea de comunicación
con la península, impidió la
llegada de suministros y refuerzos
al sultán y colaboró con sus fuegos
a la defensa de la Plaza.
El socorro en la campaña de 1921,
que este año conmemoramos, también
llegó por el mar. En definitiva, se
puede concluir que en periodos de
crisis la Comandancia General está
ligada a la capacidad naval de control
del mar.
Ese entorno físico complejo también
nos conduce a otra característica de
la misión permanente en Melilla. La
necesidad de disponer de niveles
adecuados de abastecimiento.
En el siglo xviii, siguiendo el afán ordenancista
de esa época en España
y la dificultad de proporcionar el
suministro por parte de la Corona,
se estableció el sistema de asientos
de provisiones. Los asentistas, similares
a los actuales proveedores,
debían garantizar el suministro de la
plaza y mantener en sus almacenes
provisiones para tres e incluso cuatro
meses.
La situación hoy es diferente a la de
este ejemplo histórico, ya que el comercio
está mucho más asentado;
pero también es cierto que la población
civil y por tanto las necesidades
de suministro son mayores que en
otros periodos de la historia.
Aunque las circunstancias han
cambiado, seguimos teniendo esa
dependencia, bien sea por medio
de proveedores o mediante capacidades
propias, de mantener el
suministro de las diferentes clases
de abastecimiento para nuestras
Fuerzas.
Llegada de refuerzos en julio de 1909
Fuerte de Camellos hacia 1909