Reencuentro, 1940
revista de aeronáutica y astronáutica / julio-agosto 2020
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Aunque en sus memorias García Lacalle cita cinco derribos
de Dahl, este dijo haber derribado seis aviones,
aunque reclamó cuatro, tres Fiat CR-32 y un Heinkel-51,
y solo le llegaron a gratificar por dos. En las dos cartas
a su esposa tras ser derribado, le insiste para que solicite
cuanto antes el abono de las cantidades pendientes
«porque creo que la guerra va a terminar pronto y debiéramos
tener el dinero cuanto antes».
Pero la escena más insólita dentro de la peripecia
aeronáutica de Dahl en nuestro país es el vuelo que
realizaron de Los Alcázares a Guadalajara dos pilotos
mercenarios norteamericanos, Dahl y Frank G. Thinker,
escoltando con sus Chatos al del jefe de la aviación
soviética en España, el coronel Jacob Schmushkevich,
conocido como «General Douglas», el que probablemente
hubiera sido el gran líder de la aviación soviética,
pero fue purgado por Stalin, y ejecutado en 1941.
También se hace referencia a los distintos aeródromos
desde los que Dahl operó, principalmente el de
Algete (Madrid) o el de Azuqueca (Guadalajara), denominado
Campo X, así como a las correrías nocturnas
de los pilotos norteamericanos en el hotel Florida de la
plaza del Callao. Allí frecuentaban a los fotógrafos Robert
Capa y Gerda Taro, así como a los periodistas Herbert
Matthews y Ernest Hemingway. Este último, pese a
jactarse de su amistad con los pilotos norteamericanos,
nunca mencionó que había mercenarios entre ellos.
El autor se ha basado en las memorias de García Lacalle,
mitos y verdades (1964), desgraciadamente no reeditadas,
las de Frank G. Thinker some still alive, así como
en Frank G. Thinker: as mercenario en la guerra civil española,
de Robert Cargill Hall y Richard Kenneth Smith.
Con estos materiales, más el expediente conservado en
el Archivo Histórico y el procedente de hemerotecas,
el autor ha compuesto un libro de amena lectura sobre
un aspecto poco conocido de nuestra Guerra Civil que
sin embargo obtuvo cierta repercusión mediática en su
momento, por el que desfilan diversos personajes reales,
como José Chang Sellés, entrañable amigo de este
cronista.
Para Pedro Corral, la guerra civil es un filón de historias
humanas. ¿Buenos o malos? Que juzgue el lector,
él no pone etiquetas. Simplemente relata una peripecia
humana.
Esta historia alcanzó cierta notoriedad en la prensa de
la época, y fue llevada al cine en la película ARISE MY
LOVE, con Claudette Colbert y Ray Milland como protagonistas.
En el guión, de Billy Wilder y Charles Brackett,
sobre un argumento de Benjamin Glazer y Hans Szekely,
se altera ligeramente la historia, de modo que Dahl deja
de ser un mercenario, y pasa a ser un idealista aviador
voluntario que poco antes de su ejecución es entrevistado
por una reportera norteamericana que le ayuda a
escapar haciéndose pasar por su esposa.
Con cuatro nominaciones,
alcanzó el Óscar
de 1941 a la mejor
historia. Un año en el
que la competencia
fue muy reñida, pues
fueron premiadas Rebeca,
de Alfred Hitchcock,
las uvas de
la ira, de John Ford o
historias de Filadelfia
de George Cukor, y
en la que otras, como
el gran dictador, de
Charles Chaplin, únicamente
obtuvieron
cinco nominaciones,
sin conseguir ninguna
estatuilla. n
Dahl con su Chato
Cartel de la película «Arise my love»