soldados, valores y pandemia opinión 485
del combate o de la crisis, no puede haber para
el soldado otro interés que la misión.
Por eso yo considero que determinadas iniciativas,
frecuentemente convertidas en normativa,
que puedan limitar esta obligación esencial de
que hablamos, en situaciones de conflicto o de
crisis deben dejar de existir, o no hay Ejército.
Quizá sea esta, una vez más, una razonable
reflexión, unas enseñanzas de la crisis que hemos
vivido estos últimos meses. Convendría
revisitar nuestros procedimientos, nuestras carencias,
pero también la normativa vigente, para
estar seguros de que en situaciones como las
vividas o incluso en otras más graves el día de
mañana, el dispositivo está perfectamente engrasado,
entrenado, jurídicamente bien armado
y moralmente preparado para actuar.
Y todo ello no nos debe hacer olvidar otra
realidad cotidiana, muy relevante para el hombre
o mujer de uniforme, que frecuentemente
pasa desapercibida para la opinión pública.
Al margen de las actuaciones en situaciones
extraordinarias, hay cientos de soldados de servicio
todos los días en misión permanente. En
manos de ellos descansan cuestiones de seguridad
relevantes, fundamentales para la seguridad
y el bienestar de los españoles.
En el Ejército del Aire tenemos tripulaciones en
alerta permanente para asegurar la defensa aérea
del territorio nacional, controladores, expertos en
radares y en comunicaciones activados 24 horas
al día para permitir que funcione el dispositivo.
No es necesario subrayar la importancia de la
defensa aérea en un país en el que el turismo es
algo tan importante en el presupuesto nacional.
Por ello también durante todo el verano hay
aviones y tripulaciones del Ejército del Aire de
servicio permanente, preparados para actuar en
caso de incendios forestales. De igual manera,
todo el año, hay aeronaves y helicópteros listos
para rescatar barcos y personas en problemas,
o aeronaves que han sufrido accidentes. Hay
aviones y sus tripulaciones preparados para rescatar
españoles en peligro en cualquier rincón
del mundo. Tantos y tantos hombres y mujeres
atentos a la llamada de la patria, al servicio de
todos los españoles…
Se trata de las misiones permanentes llevadas
a cabo por un Ejército del Aire que está en su
mayor parte activado y disponible 24 horas al
día, los 365 días del año.
Y sin embargo, los temas de seguridad son
frecuentemente difíciles de explicar porque no
se hacen realidad palpable hasta que el problema
llama a nuestras puertas. Es entonces cuando
actuaciones como las que hemos visto estos
últimos días dotan de sentido a esta extraordinaria
herramienta de último recurso que son las
Fuerzas Armadas.
Sirvan estas líneas para reivindicar, en el otoño
de mi vida activa, a tantos hombres y mujeres
que visten de uniforme y que están entregados
al servicio de una sociedad española
moderna y dinámica, que congelan algunos de
sus derechos para que los ciudadanos los puedan
ejercer plenamente.
Sea este mi homenaje a tanto soldado o militar
anónimo que se entregó sin reparos a rescatar
a nuestros abuelos en residencias contaminadas,
a vigilar infraestructuras críticas, a apoyar
a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad
del Estado o a nuestras autoridades sanitarias.
Lo hicieron sin dudar y sin excusas, como lo
harán mañana si nuestros derechos y libertades
están amenazados. n
revista de aeronáutica y astronáutica / julio-agosto 2020