base aérea de Zaragoza dosier 535
de Bardenas. El cierre de las instalaciones de la USAF el
30 de septiembre de 1992 no fue el final de la presencia
americana, ya que permaneció un destacamento de la
NASA durante otros veinte años, dado que la pista sur estaba
contemplada como alternativa para el aterrizaje de
los transbordadores espaciales en el caso de que surgiera
algún problema durante la fase de despegue.
Derivado del tratado con los norteamericanos, comenzó
a llegar a Zaragoza nuevo material aéreo, que
transforma radicalmente tanto al Ejército del Aire como
a la propia base. Los seis primeros North American F-86
Sabre entraron en servicio en 1957, tras las pertinentes
obras de adecuación de instalaciones y construcción de
edificios.
LA BASE AÉREA DE ZARAGOZA (1969-)
Finalmente el 17 de enero de 1969 se produce la racionalización
del conjunto de las instalaciones, por la
que la base aérea de Valenzuela pasa a denominarse
base aérea de Zaragoza, integrando el aeródromo General
Sanjurjo, la base aérea Valenzuela y los parques.
Los años sucesivos contemplan reiteradas creaciones
de unidades, disoluciones y adaptaciones, hasta dar
lugar al Ala 41, en la que realizan sus últimos vuelos
los Sabres españoles en 1972. Como a partir de ese
momento solo quedan en servicio en la base algunos
Lockheed T-33, que se empleaban para la instrucción
inicial de los pilotos, en mayo del siguiente año se disuelve
el Ala y se crea el 41 Grupo, donde se agrupan
todos los T-33 existentes en España y cuya función es la
de mantener la aptitud de vuelo del personal de caza
y ataque que no está destinado en unidades de fuerzas
aéreas, los «calvorotas» en el característico argot
del EA. Estos aviones serían posteriormente sustituidos
por los CASA C-101 y trasladados al Grupo de Escuelas
de Matacán, que asume la misión encomendada al 41
Grupo.
revista de aeronáutica y astronáutica / julio-agosto 2020
Vista de uno de los North American F-86F Sabre del Ala de caza n.º 2
en el que se puede apreciar tanto el «tigre» como el aro de color negro
en el puro que distinguían a los aparatos de Zaragoza
El año 1973 va a vislumbrar el nacimiento de una de las
unidades más emblemáticas del EA, a la que se dota de
material Lockheed C-130 Hercules. Por supuesto se trata
del Ala 31, aunque sus primeros cuatro años de existencia
tuviera la denominación de 301 Escuadrón. Desde que se
recibiera el primer aparato, los Hercules españoles han
sobrevolado gran parte del mundo y han llevado la escarapela
del EA a los más lejanos escenarios.
Diez años después nace otra unidad de referencia en el
actual EA, pues en junio de 1983 se emplaza en la zona
de Valenzuela la Escuadrilla de Apoyo al Transporte Aéreo
Militar (EATAM) que, al asumir las funciones de apoyo
al despliegue y de protección a la fuerza en enero de
1994 pasa a constituir la Escuadrilla de Apoyo al Despliegue
Aéreo (EADA).
También ese año se firma con los EEUU el contrato de
adquisición de los aviones McDonnell Douglas F-18 Hornet,
que dotarán a la nueva Ala 15, que se situó en la zona
de parques, recién abandonada por el 41 Grupo.
La década de los noventa va ser crucial en el devenir de
la base de Zaragoza, con la ubicación en sus instalaciones
de seis unidades. En primer lugar, asume la responsabilidad
del control de la circulación aérea
en el Área de Control Terminal o TMA
de Zaragoza.
Como consecuencia del proceso de
reestructuración que el EA comienza
en 1993, así como la retrocesión de
las instalaciones de la USAF, se cierra
el cuartel de San Lamberto, donde
se ubicaba la Agrupación del Cuartel
General de la Tercera Región Aérea,
pasando a asumir sus funciones y encuadrándose
su personal en la plantilla
de la base, además de trasladarse a ella
el Depósito de Intendencia, el Centro
de Movilización y la Oficina Delegada
de la Dirección de Infraestructura.
Lockheed T-33 del Grupo 41