VIVIDO Y CONTADO
Era tiempo de ambiente navideño; España estaba en una crisis económica
sin precedentes, al borde de la bancarrota, y las elecciones generales recientes
habían dado la mayoría absoluta al Partido Popular; el presidente del Gobierno
acababa de nombrar a sus ministros y estos estaban comenzando a designar
a sus equipos.
El ministro de Defensa tenía pendiente la renovación de la cúpula militar y,
dentro de ella, el nombramiento del nuevo jefe de Estado Mayor de la Defensa
(JEMAD) que, según el turno tradicional, no obligatorio, entre Tierra, Mar y
Aire, correspondería a un oficial de la Armada.
Es curioso cómo la percepción cambia con el tiempo y la experiencia. En
esos momentos, desde mi punto de vista hubiera sido una gran ofensa para la
Armada que no se cumpliese este turno tradicional; sin embargo, hoy soy
partidario de que el ministro tenga libertad para elegir al oficial general que
considere más adecuado; y así, cuando llegó cinco años después la hora de mi
relevo, propuse a la ministra, sin éxito, que rompiera el turno y eligiera a un
oficial del Aire o de la Armada con experiencia en Bruselas como representante
militar ante la OTAN para poder optar al puesto de director (Chairman) del
Comité Militar, que España nunca ha ocupado.
Escalera monumental del Cuartel General de la Armada. (foto: Armada).
114 Enero-feb.