diplomacia redundaron en beneficio de los reinos a los que servían. El libro,
que consta de ocho capítulos, se estructura en dos partes: la primera muestra
los orígenes, inicios profesionales y llegada al poder de ambos; mientras que
la segunda presenta la labor desplegada en el desarrollo de las distintas áreas
de gobierno que desempeñaron, así como de las importantes reformas efectuadas
en campos como la Marina, el comercio, las finanzas, la industria o
las artes y las ciencias. Las tablas y los apéndices finales ilustran y corroboran
el ingente trabajo historiográfico realizado por el autor, quien ha sabido
presentarlo de forma amena y de fácil lectura, acrecentando el interés del
lector conforme avanza en sus páginas. La recapitulación final desbroza la
realidad de dos personajes capitales para sus respectivas naciones que, pese a
la ingente labor realizada, fueron vilipendiados en el momento de su muerte.
Si bien, en el caso de Colbert, se le recuerda con honores, a nuestro Patiño
solo lo recuerda la Armada, que acuñó la máxima Prius ruet mundus quam
surget Patinnius secundus —«antes desaparecerá el mundo a que surja un
Patiño segundo»—, y dio su nombre a dos buques de transporte en los últimos
dos siglos. Patiño, fue también el creador del Cuerpo de Intendencia de
la Armada. En palabras del autor: «Es una asignatura pendiente de los historiadores
el dar a conocer todos sus logros y sus encomiables esfuerzos por
llevar a la Marina y a España a lo más alto». Sin duda nos encontramos ante
un trabajo historiográfico erudito, que bebe de numerosas fuentes archivísticas
y bibliográficas, y que, como bien afirma su prologuista, es «coherente y
convincente».
José BERNÁRDEZ fONSECA
LIBROS Y REVISTAS
(Reservista
voluntario)
198 Enero-feb.