HISTORIAS DE LA MAR
Supervivientes del Bonifaz con look de circunstancias en la cubierta del Setas poco después de
llegar a Vigo; el oficial de la Armada debe de ser el capitán de fragata Pumariño, segundo de la
Comandancia y juez instructor de la Causa 219/64, y su interlocutor el capitán Amézaga, que
en las doce horas anteriores se ha salvado de la quema, nadado una hora en la oscuridad y visto
morir a tres ocupantes del bote que lo rescató. Da idea de la solidez de este «tímido social» e
inoperante «falso testigo» que, cuando vio en el hotel al padre del oficial de guardia, se apresuró
a decirle: «No se preocupe, don Julián, que estaba yo en el puente»; el hecho de que «don
Julián» fuera general de división añade color a la gallardía del personaje y, aunque los ingleses
no le concedieran la manga ancha que en su país disfruta un auténtico caballero, está claro que
don José Amézaga era todo un señor. (Edición propia de una foto de autor desconocido).
ba a tres millas del contacto, y no a una, como decía en el parte. También
puntualizó que, en ese momento, «el declarante metió 10 grados de caña a
estribor» en contraposición al «ordené variar el rumbo 10º a estribor» del
parte, añadiendo que al avistar las luces del Fabiola ya navegaba aproximadamente
al 230º, lo que, como vimos, implicaba una importante caída a Er desde
el 196º, su rumbo original. Además del capitán declararon otros doce supervivientes,
y las versiones de quienes le acompañaban en el puente son imprecisas,
pero compatibles con una caída continuada a Er previa al avistamiento;
las referentes a la velocidad son igualmente vagas salvo la del oficial de guardia
en máquinas, que declaró que, al entrar de guardia a las 20:00 «la máquina
iba en atención y moderada, a setenta revoluciones por minuto».
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