LA SECCIÓN DE HORA DEL REAL
OBSERVATORIO DE LA ARMADA:
50 AÑOS FACILITANDO «TIEMPO»
A LOS ESPAÑOLES
Francisco Javier GALINDO MENDOZA Juan Manuel GONZÁLEZ SÁNCHEZ
(Reserva) (Ing.)
ISTÓRICAMENTE el hombre ha puesto un gran
empeño en la determinación precisa del tiempo a
partir de una referencia y con los ingenios disponi-bles
a su alcance. La búsqueda en la naturaleza de
fenómenos físicos periódicos, ligados al sol, la luna
y las estrellas, que sirviesen para referenciar a esos
instrumentos de medida, se origina en el antiguo
Egipto (1500 a. de C.) por el conocimiento ya exis-tente
sobre los fenómenos asociados a los astros, del
que deriva el desarrollo de relojes solares para
subdividir la duración del día. Sin perder esta
dependencia de los fenómenos diurnos, fueron
surgiendo nuevos métodos para definir la hora,
conforme a los instrumentos y relojes destinados a
conservarla que, a su vez, siguen estando hoy día
sometidos al inevitable proceso de evolución y progreso.
La hora, deducida por métodos exclusivamente astronómicos, experimenta
a lo largo del siglo XVIII una serie de hitos enfocados a impulsar el tejido
astronómico en tierra, con el fin de obtener referencias de tiempo cada vez
más precisas, lo que a la postre desembocará en la determinación de la hora en
la mar, y en la solución al problema de la determinación de la longitud
geográfica en la navegación, gracias al desarrollo del cronómetro marino de
John Harrison. La inquietud en España por la obtención y medida del tiempo
no pasó desapercibida para la Marina Real, por lo que junto a la fundación del
Real Observatorio de Cádiz en 1753, y su posterior traslado a la Real Isla de
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