CIEN AÑOS DE EDUCACIÓN
FÍSICA Y DEPORTE
EN LA ARMADA
José Luis TORRES DOMINGO
(Reserva)
A profesión militar exige, desde siempre, contar
con una condición física acorde con los esfuerzos
que el ejercicio de su práctica impone. Montar a
caballo, moverse largas distancias con armaduras
de protección, manejar armas muy pesadas,
combatir cuerpo a cuerpo, disparar armas de
fuego, manejar el velamen de buques de guerra o
tomarlos a remolque con los botes de remo en las
largas encalmadas y maniobras, eran tareas habi-tuales
y de gran dureza física. Muchas de aquellas
habilidades que se le exigían al soldado dieron
pronto en utilizarse como referencia de competi-ción
y así podríamos establecer que los primeros
desafíos deportivos que recordamos, las competi-ciones
panhelénicas o las gestas en los circos
romanos, se desarrollaban en disciplinas principal-mente
asociadas a la preparación para la guerra.
Deportes como la equitación, esgrima, tiro con
arco o con armas de fuego, lanzamientos, lucha,
remo, vela, tienen un origen y una aplicación claramente bélica. Incluso la
maratón, prueba reina del atletismo, tiene ese origen castrense de la gesta del
soldado mensajero que para dar pronta noticia del resultado de la batalla hubo
de correr esos 42,195 kilómetros.
Esas competiciones fueron con el tiempo reglándose en ámbitos ya no
exclusivamente militares, aun cuando algunas modalidades conservaron inclu-so
en su nombre aquel origen, como es el caso de las artes marciales o que
aunque adopten otro nombre mantienen su clara raíz militar, como puede ser
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