El primero está relacionado con Irán y con el futuro de su programa nu-clear,
que vamos a ubicar en el apartado de las tensiones. Evocando el Plan
Integral de Acción Conjunta (JCPOA), alcanzado en Viena en 2015 con el
empuje de la Administración Obama y denunciado por su sucesor en 2018,
dicha dinámica ha sido motivo de aproximación entre potencias occidentales
primero en clave negociadora, de división después ante la actitud de la Admi-nistración
Trump —con los demás países occidentales, incluido Reino Unido,
proclives a mantener en vigor el Acuerdo— y ahora asistimos a la recupera-ción
de la iniciativa dialogante por parte de Biden quien, en febrero de 2021,
ofrecía a Irán retomar las negociaciones. Cuestión interesante aquí es compro-bar
la presencia en el esfuerzo negociador de cuatro Estados europeos, todos
ellos miembros de la Unión Europea (UE) en 2015, aunque recordemos que
tres de ellos lo están en su calidad de Miembros Permanentes del Consejo de
Seguridad y a los que se añade Alemania. La cuestión sobrevenida es que los
cambios producidos en los últimos meses en Teherán, unidos seguramente a
cómo las autoridades iraníes perciben el peso y papel de los Estados Unidos,
han llevado a que Irán no considere ahora prioritario el recuperar el contacto y
volver a la mesa negociadora. Puede interpretarse dicha actitud en términos de
una reducción del peso de los Estados Unidos frente al emergente protagonis-mo
iraní en Oriente Medio (12).
El segundo escenario, Afganistán, está relacionado con lo que calificamos
de vacío estratégico generado con la desaparición de Occidente y la sustitu-ción
del mismo ya en marcha de la mano de actores como China, sobre todo,
pero también de otros como Rusia, Irán y Pakistán. Afganistán sobre todo,
pero también otros escenarios como Siria o Libia, han venido contribuyendo
en tiempos recientes a minar la credibilidad de los Estados Unidos como
superpotencia, perdiendo en relación con el Estado afgano la condición de
aliado creíble, marcando su ausencia en los dos escenarios árabes citados y
dejando en todos estos casos un vacío estratégico que rápidamente se convier-te
en una invitación a terceros Estados que están expectantes para dar un paso
al frente y ocupar los espacios liberados (13).
La explicación de Biden en relación con la salida de Afganistán, salida que
en buena medida ya era algo preanunciado por las conversaciones y negocia-ciones
con los Talibán emprendidas por la Administración Trump, es la
siguiente: «La decisión sobre Afganistán no es solo sobre Afganistán. Es
sobre terminar una era de grandes operaciones militares para rehacer otros
TEMAS PROFESIONALES
(12) FALAHI, Ali: «El nuevo Gobierno iraní relega la negociación nuclear con Estados
Unidos», El País, 6 de septiembre de 2021, p. 5.
(13) ARAUD, Gérard: «Araud Défense européenne: Biden va-t-il donner raison à Macron?»,
Le Point, 29 de agosto de 2021.
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