donde traían sus productos los habitantes de
los alrededores o del interior; a ella concurrí-an
a comprarlos y cambiarlos los moradores
de las fronterizas costas de África y los
mercaderes que, desde las playas de levante o
desde las lejanas de oriak, venían a buscar los
ricos frutos y los minerales que recogían en
nuestro país».
Romanos y musulmanes incrementaron
significativamente su comercio y, a conse-cuencia
de ello, aumentaría su tamaño.
Una vez reconquistada la ciudad, y tras
diversos intentos por comenzar las obras, no
fue hasta el 1 de enero de 1588 cuando el
obispo Luis García de Haro, acompañado por
el clero de la Catedral, así como multitud de
caballeros y escuderos malagueños, bendijo
la primera piedra de aquellas.
25.299.—Tren Naval
Aunque todos sabemos
a lo que nos referimos
cuando empleamos este
término, alguno que otro lector se preguntará
el por qué se conoce a estas unidades auxilia-res
menores así.
De igual manera es común advertir la
sorpresa que las personas ajenas a la Armada
experimentan al escuchar este nombre que,
en apariencia, asocia a uno de los más cele-bérrimos
transportes terrestres con la navega-ción.
Hay que recordar que, etimológicamente,
su denominación es de lo más apropiada.
Así, según la segunda acepción de la palabra
«Tren» que aparece en el diccionario de la
Real Academia Española de la Lengua, se
dice «conjunto de instrumentos, máquinas y
útiles que se emplean para una misma opera-ción
o servicios». Con lo cual podemos
llegar a deducir que el «Tren Naval» no es
otra cosa que un conjunto de buques emplea-dos
para una misma cosa; es decir auxiliar y
asistir, como es el caso, a los buques de la
Flota.
Alejandro ANCA ALAMILLO
Marinero Reservista Voluntario Honorífico
25.300.—Un amor en cada puerto
La bigamia es un delito
en muchos países. En
uno de los países más
avanzados y libres del mundo, Estados
Unidos, también. Precisamente ese delito es
por el que en el año 1921 fue acusado el
marinero de la Marina americana Harol
Hammon y, posteriormente, encarcelado en
la Prisión Naval de Nueva York. En su
defensa el marinero envió una misiva en
forma de escrito al tribunal que lo juzgó, en
el que decía: «Yo no soy bígamo, como
pueden testificar mis once esposas. Lo sería
si hubiese cometido el error de casarme dos
veces».
En este caso el marinero cumplía a pie
juntillas el famoso dicho de tener, un amor en
cada puerto.
25.301.—Café, sopa o aguardiente
El café llegó a nuestro
país en el siglo XVIII de
mano de los Borbones a
través de comerciantes italianos. En la Arma-da
se tardó en utilizarlo habitualmente como
desayuno, pues las raciones se mantenían
prácticamente invariables en los buques en
los que el desayuno solía consistir en vino,
tocino y bizcocho. En los Hospitales de Mari-na
el café sustituyó a las sopas con ajo en el
año 1892. La Infantería de Marina, como
parte de la Armada, también incorporó el café
y por una Real Orden de 3 de Abril de 1886,
se dispuso «Que se incluya en presupuesto
necesario para suministrar un desayuno de
sopa, café o aguardiente a las fuerzas de
Infantería de Marina».
25.302.—El primer ordenador electrónico
de la Armada
En el año 1962 se creó
la Sección de Estadísti-ca
y Mecanización Ad-ministrativa
que dependía directamente de la
Ordenación Central de Pagos del Ministerio
de Marina y que se encontraba situada en la
MISCELÁNEAS
802 Noviembre