García-Real J.M., et al.
De este modo, la psicología militar formó parte de un am-plio
sistema de servicios combinados de salud mental y de apoyo
psicosocial generados para luchar contra la pandemia a nivel
nacional en la Operación Balmis. Casi la totalidad de estas inter-venciones
se han situado en el tercer nivel de la IASC26 –inclui-das
las hospitalarias–, con la excepción de los casos que hayan
requerido una atención especializada de cuarto nivel IASC26.
Mediante coordinación del Mando de Operaciones
(CMOPS) y de otras estructuras orgánicas, la psicología mili-tar
ha desarrollado sus cometidos durante el estado de alarma
desde diferentes instalaciones, como la Unidad de Psicología de
la Inspección General de Sanidad de la Defensa (IGESAN), las
Unidades de Salud Mental de los Hospitales Militares, el Centro
de Apoyo Psicológico a los intervinientes de la Unidad Militar
de Emergencias (UME), la División de Igualdad y Apoyo Social
al Personal, las Secciones de Psicología de las Direcciones de Sa-nidad
de los Ejércitos/ Armada, los Gabinetes de Psicología que
dan servicio a las Unidades de los Ejércitos/Armada o Guardia
Real y las Delegaciones o Subdelegaciones de Defensa. De ma-nera
excepcional y para poder abordar las demandas planteadas
por el CMOPS, la IGESAN, el Hospital Central de la Defensa
y la UME fueron reforzados con psicólogos militares de la es-tructura
de los Ejércitos/ Armada (17 en total) o con Alféreces
alumnos de la Escuela Militar de Sanidad (4 en total).
Las actuaciones de la psicología militar se realizaron de
modo presencial, telefónico y en diferido –mediante guías de
protección psicológica y cartelería–. Se dirigieron de forma di-ferenciada
a dos grupos de personas, población civil y personal
interviniente (militares en labores activas en la pandemia). En
población civil, las intervenciones fueron en los siguientes ám-bitos:
Residencias de mayores y centros de personas vulnerables;
hospitalizados con Covid-19 y familiares de hospitalizados o fa-llecidos
en los Hospitales Militares; personal civil del Ministerio
de Defensa; militares retirados; viudas de militares; y otras per-sonas
en situación de vulnerabilidad vinculadas al MINISDEF
(heridos en acto de servicio, militares con dispacidad, familiares
de militares fallecidos durante esta crisis sanitaria). En pobla-ción
militar las actuaciones se centraron en: Oficiales de sanidad;
personal en labores de desinfección y traslado de fallecidos; per-sonal
en labores de gestión, logística, trasporte, abastecimiento;
y resto de personal. Se elaboraron, además, recomendaciones
específicas para mandos y subordinados.
En ambas poblaciones las intervenciones se dirigieron a
amortiguar el impacto negativo sobre la salud mental de los
riesgos físicos y psicosociales asociados al trabajo y a la propia
emergencia NBQR –en el caso de los intervinientes– y asociados
a la propia emergencia NBQR -en el caso de la población civil y
militares no activados en la Operación Balmis-.
El apoyo psicológico en las residencias de mayores y centros
de personas vulnerables comenzó el 25 de marzo y tuvo lugar
en dos fases diferenciadas. En la primera, psicólogos militares
llamaban por teléfono ofreciendo apoyo psicológico. A su vez, se
facilitaba un teléfono de atención psicológica 24 horas/7 días. En
total se actuó en 2.576 residencias/centros a lo largo de toda la
operación (Ver gráfico 1), de las que se derivaron 164 interven-ciones
psicológicas (6,4%, Ver gráficos 1 y 2). En una segunda
fase, la atención psicológica se daba en respuesta a la llamada
recibida en el teléfono habilitado 24/7. Hasta el 21 de junio se
122 Sanid. mil. 2020; 76 (2)
recibieron 157 llamadas (6,1%; Ver gráfico 2), realizándose la in-tervención
psicológica oportuna.
El mayor número de llamadas emitidas se registra entre los
días 6 y 9 de abril con 567, donde el máximo número se hizo el
día 6 con 181 (7%) (Gráfico 1). El mayor número de interven-ciones
en las llamadas emitidas se realizaron los días 6 y 7 de
abril con 16 (10%) y 20 (13%) respectivamente y de intervencio-nes
por llamadas recibidas se produjo el día 3 de abril con 13
(8%) (Gráfico 2), coincidiendo con el pico de fallecidos por día
a nivel nacional. El número total de intervenciones psicológicas
efectuadas en residencias fueron 321 (164 + 157), lo que supo-ne
un 12,5% del total de las 2.576 actuaciones (Gráfico 2). De
las 2576 llamadas realizadas, el mayor número se hizo en Ma-drid
(18,6%), Comunidad Valenciana (16,8%), Castilla y León
(14,8%) y Andalucía (14,2%) (Ver gráfico 3).
Los síntomas más frecuentes en las primeras semanas del
estado de alarma guardaban relación con angustia moral (tal
y como predijo Greenberg et al. en el mes de marzo)78, estrés
agudo, incredulidad, incertidumbre, inseguridad, crispación,
problemas para dormir. En la tercera, cuarta y quinta semana
lo más habitual fue la carga física, fatiga psicológica, fatiga emo-cional,
inseguridad, angustia moral, desesperanza y problemas
para dormir. A partir de la sexta semana, hubo manifestaciones
de ataque de pánico sin agorafobia, hipocondría, duelo, depre-sión,
problemas laborales, TEPT y TEPT secundario. De este
modo, en las cinco primeras semanas las intervenciones tuvieron
un carácter más prototípico de las emergencias, en línea con los
PAP, mientras que, en las semanas posteriores, las intervencio-nes
se centraron en acompañar, calmar, buscar soluciones y re-comendar
acudir a un especialista.
Las intervenciones realizadas por la sección de psicología de
la UME se realizaron en siete contextos diferenciados: 1. Apo-yo
psicológico y seguimiento telefónico al personal de la UME
(civiles y militares) y a sus familiares, haciéndose en total de 472
llamadas y atendiendo a 181 personas; 2. Sesiones grupales a in-tervinientes
(46 pre-intervención, 49 post-intervención y 79 con
programa Recupera), en total fueron 174 sesiones, incluyendo a
2.118 intervinientes repartidos en 103 grupos; 3. Asistencia de
manera presencial a 35 casos; 4. Participación en 39 despliegues
de desinfección en residencias y centros; 5. Difusión de mensajes
de concienciación mediante cartelería; 6. Sesiones formativas a
jefes de equipo; 7. Apoyo específico en determinados puestos de
trabajo. El total de actuaciones de la UME fue de 750 aproxima-damente.
Con ellas, se atendieron a 2.118 militares en programas
de prevención para intervinientes rutinarios y a 216 militares o
civiles en programas tipo PAP.
Los psicólogos clínicos militares de los Hospitales Militares
atendieron a personal sanitario interviniente, hospitalizados con
Covid-19 y familiares de hospitalizados y fallecidos. El total de
intervenciones, realizadas junto con psicólogos clínicos civiles y
psiquiatras militares se puede ver en Presa et al. (2020)79.
Los psicólogos militares de los Ejércitos/ Armada o Guardia
Real realizaron sus intervenciones en el ámbito del cometido de
sus funciones, de cara a proteger el impacto de la salud mental
en los militares que estuvieran interviniendo directamente en la
contención de la pandemia, que pudieran estar contagiados o
enfermos, o en sus familiares. Por otra parte, psicólogos militares
de Órgano Central dieron apoyo a militares retirados o viudas de